REVISTA PERUANA DE INVESTIGACIÓN EDUCATIVA
2011, No. 3, pp. 74 -
95
El Efecto Educación en el Desarrollo Social:
Intelectual y Políticamente Subestimado1
David P. Baker
Universidad Estatal de Pennsylvania
David P. Baker es profesor de Educación Comparada y Sociología en la Universidad
Estatal de Pennsylvania, donde dirige un programa de investigación sobre el impacto
de la globalización de la educación y las tendencias internacionales. Su investigación en
Ciencias Sociales incluye 60 países. Actualmente dirige un proyecto financiado por la
National Science Foundation, proyecto de investigación multidisciplinario orientado a
comprender los efectos de la educación en la salud de la población, incluyendo el HIV así
como la pandemia del SIDA en África Subsahariana y la salud en las zonas alto andinas
del Perú.
Es consultor frecuente en temas de desarrollo social, económico y desarrollo edu-
cativo para varias agencias multilaterales como la OECD, el Banco Mundial y UNESCO.
1
Artículo presentado originalmente como discurso para el 30º aniversario del Grupo de Análisis
para el Desarrollo (GRADE), Lima, Perú, el 10 de noviembre de 2010. El autor agradece a Santiago
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I
Cueto por sus útiles comentarios sobre un primer borrador.
EL EFECTO EDUCACIÓN EN EL DESARROLLO SOCIAL
El Efecto Educación en el Desarrollo Social:
Intelectual y Políticamente Subestimado
Resumen
La educación básica y avanzada está ahora expandiéndose rápidamente en
todo el mundo, y la literatura de investigación demográfica y epidemiológica
está pletórica de resultados que muestran la sólida asociación positiva entre
nivel de educación y salud, además de otros comportamientos y actitudes
individuales esenciales para el desarrollo social. Este “efecto educación” es
tan pronunciado que cabe suponer que la educación es una de las principales
causas de la primera transición demográfica de la sociedad moderna, consis-
tente en índices más bajos de mortalidad y fecundidad y mayor esperanza
de vida, que indican una mejora significativa en la salud y desarrollo de la
población en general. La primera transición demográfica ya ha ocurrido en
muchas naciones en todo el mundo pero, para las naciones más pobres, esta
transición sigue siendo un desafío crucial para el desarrollo social sostenible.
Aunque la mayoría de demógrafos e investigadores de la salud reconocen la
significativa y persistente asociación entre escolaridad formal y resultados
positivos en la salud, la razón de que la educación tenga esta influencia no
es bien comprendida. Habiendo de por medio cruciales implicaciones de
política, existe confusión sobre el papel de la educación en las políticas de
desarrollo social.
Palabras clave: educación y desarrollo social, educación y transición
demográfica, efecto educación, expansión de la educación
I 75
BAKER
Education Effect on Social Development:
Intellectually and Politically Underestimated
Abstract
Basic and advanced education is now rapidly expanding around the world,
and demographic and epidemiological research literatures brim with results
showing the robust positive association between educational attainment
and health, plus other individual behaviors and attitudes essential for social
development. This “education effect” is so pronounced that education can be
assumed to be a major cause of the first demographic transition of modern
society, consisting of reduced mortality and fertility, and longer life spans,
which indicate a significant improvement in overall population health and
development. The first demographic transition has already occurred in many
nations worldwide, but for poorer nations this transition remains a crucial
challenge to sustainable social development. While most demographers and
health researchers acknowledge the persistent and significant association
between formal schooling and positive health outcomes, why education has
this influence is not well understood. With crucial policy implications han-
ging in the balance, there is confusion over the role of education in social
development policy.
Keywords: education and social development, education and demogra-
phic transition, effect education, expansion of education
76
I
EL EFECTO EDUCACIÓN EN EL DESARROLLO SOCIAL
ntre el público, la educación formal es ensalzada irrealistamente como
E
una panacea para todos los problemas sociales. Sin embargo, entre los
intelectuales y los asesores de política, la educación es subestimada como
una fuerza causal en la sociedad moderna. La ingenua sobrestimación entre
el público del potencial de la educación para la sociedad alimenta, sin duda,
la visión limitada de los intelectuales y asesores de política. Al mismo tiempo,
una extensa literatura de investigación que atraviesa muchas disciplinas aca-
démicas informa de numerosas asociaciones entre los niveles de educación
y todo tipo de actitudes y comportamientos individuales. Por ejemplo, un
reciente meta-análisis del efecto educación sobre la mortalidad en todas sus
causas en los países desarrollados y en desarrollo encuentra consistente y
fuerte evidencia de que ceteris paribus más educación lleva a una vida más
larga (Baker, León, Smith, Collins y Movit, 2011). La extensa literatura de
investigación sobre los efectos de la educación en la salud y el desarrollo
social, junto con el efecto causal subestimado de la educación, dan lugar a
un discurso intelectual paradójico sobre la educación y el desarrollo social.
Aunque se conoce que la educación está ampliamente asociada con muchas
actitudes y comportamientos importantes para el desarrollo social, las ideas
comunes sobre la influencia causal de la educación son limitadas y han sido
puestas a prueba solo débilmente.
A la luz de nueva teoría e investigación, se propone aquí una solución a
la paradoja del efecto educación. Recientes hallazgos empíricos, valorados
desde una nueva perspectiva, sobre la relación causal dinámica entre edu-
cación y sociedad, indican que la educación tiene un impacto mucho mayor
en el desarrollo social, económico y de la salud que lo que se reconoce en la
comunidad de desarrollo. Aquí se esboza especialmente una nueva evalua-
ción del efecto que la educación opera en la sociedad que lleva a una teoría
explícitamente cognitiva del impacto causal de la educación formal sobre
las actitudes y el comportamiento. A esto le sigue una breve descripción de
recientes investigaciones peruanas y africanas sobre el efecto educación en
la salud de la población, que demuestra el impacto causal potencialmente
importante de la educación en las habilidades metacognitivas. Por último,
se consideran las propiedades cognitivas transformadoras de la revolución
educativa junto con el creciente papel dominante de la educación en la con-
secución de estatus social como una explicación para la intensificación de
la cultura educativa y su influencia en el desarrollo social en la sociedad
posindustrial.
I 77
BAKER
La Demografía de la Revolución Educativa
Un breve panorama de la demografía de la expansión educativa propor-
ciona el contenido societal general de la paradoja efecto educación-desarrollo
social. La educación formal ha crecido enormemente en todo el mundo; el
crecimiento de la educación de masas, un fenómeno social relativamente
nuevo durante el siglo XX, amplió la matrícula en la escuela primaria, secun-
daria y terciaria. En un sentido demográfico, ir a la escuela durante un número
considerable de años es un cambio nuevo y de gran escala en el compor-
tamiento de niños y jóvenes, así como de sus familias y comunidades, sin
paralelo en la sociedad humana premoderna, tradicional. En función de la
institucionalización intensiva de la educación formal, el 80% de todos los
seres humanos de 15 años o más saben leer y escribir una breve declaración
sobre su vida. La mayoría de las personas que todavía son analfabetas viven
en las naciones pobres y, de ellas, 60-70% son mujeres (UNESCO, 2002).
Esta expansión en el acceso a la escolaridad, a menudo denominada
revolución educativa, ha transformado la sociedad postindustrial. Junto con
unos cuantos otros fenómenos importantes como el capitalismo global y la
democracia representativa, la escolaridad de poblaciones enteras durante
cada vez más años para completar una variedad creciente de grados educa-
cionales cambia tanto a los individuos como a muchas otras instituciones que
componen el núcleo de la sociedad. La revolución educativa es un fenómeno
cultural que tiene importantes consecuencias materiales y políticas. La edu-
cación generalizada en la sociedad posindustrial crea ideas culturales sobre
nuevos tipos de conocimientos, nuevos tipos de expertos, nuevas definiciones
de éxito y fracaso personal, un nuevo lugar de trabajo y concepción de los
puestos de trabajo, nuevas definiciones de la inteligencia y el talento humano,
y mucho más (Baker, s. f. ). Al mismo tiempo, el nivel de educación y la obten-
ción de grados académicos han llegado a dominar la estratificación social y la
movilidad social, poniendo de lado y deslegitimando los medios pasados para
la consecución de estatus (Hout, 1988; Torche, 2010). El impacto global de
la educación formal en la sociedad posindustrial ha sido tan extenso que la
educación de las masas es una revolución social fundadora de la modernidad
(Parsons, 1971).
78
I
EL EFECTO EDUCACIÓN EN EL DESARROLLO SOCIAL
Débil Teoría Sobre la Educación y la Sociedad
Aunque pueden formularse argumentos convincentes acerca de que la
revolución educativa ha cambiado muchas instituciones sociales durante el
último siglo, generalmente la educación es vista entre intelectuales y analistas
de política social como lo que puede llamarse una institución secundaria.
Esto significa que la escolaridad —educar a los estudiantes a través de la
enseñanza y un plan de estudios— desempeña principalmente un “papel
de ayuda” en la creación de la complejidad social y económica general de
la sociedad, y de allí la noción de la educación como un reproductor de la
sociedad entre cada generación sucesiva de niños. Esta concepción del papel
de la educación en la sociedad es tan común y tan carente de oposición, que
teorías tan diversas entre sí como el marxismo y la teoría del capital humano
asumen esencialmente este modelo como cierto, aunque con consecuencias
diametralmente opuestas para la sociedad.
Una expectativa de solo limitados efectos de la escolaridad sobre los
individuos más una falta general de consideración de los posibles efectos
macro institucionales son la causa principal de la paradoja efecto educación
en general y de la paradoja efecto educación-desarrollo social en particular
(Baker et al., 2011). Asumir que la educación es una institución secundaria
deja a la teoría social y a la estrategia de políticas sin preparación para incor-
porar la plena implicación del inmenso número de asociaciones empíricas
reportadas entre nivel de educación y comportamiento centrales para la
salud, el comportamiento económico y otros aspectos del desarrollo social.
En cambio, pese a esta literatura, el lamentable y demasiado común resul-
tado de política es trivializar el efecto educación como solo un indicador
de la “fuerza causal real” de la clase social (por ejemplo, poder y recursos
materiales), o sugerir que la escolaridad genera principalmente resultados
no educativos tales como postergación de la gratificación y autoeficacia. Si
bien es cierto que el nivel de educación domina cada vez más la consecución
del estatus social y que los individuos que están expuestos a la educación
formal sí tienden a desarrollar mayor autoeficacia y otros rasgos psicológicos,
todo esto probablemente no explica la gran mayoría de los efectos de la
educación. Lo que se necesita es un mejor modelo de qué papel desempeña
la educación en la sociedad humana, dados los casi cien años de la revolución
educativa.
I 79
BAKER
La Teoría Neoinstitucional de la Educación como Institución Primaria
La teoría neoinstitucional pone de cabeza la visión tradicional de la
relación entre educación y sociedad —la sociedad sigue a la educación más
que al revés— y, por lo tanto, la educación formal de masas es una fuerza
constructiva fundamental en la sociedad. Debido al impacto histórico de
la revolución educativa, la educación se ha convertido en una institución
primaria que da forma a muchas otras instituciones sociales (Baker, s. f.;
Parsons, 1971). Pueden formularse sólidos argumentos de que la educa-
ción, como se ha practicado durante el pasado siglo y medio, es mucho más
que un ejercicio preparatorio para los jóvenes que solo va por donde se lo
dictan las demandas tecnológicas y sociales de la sociedad. Por el contrario,
la revolución educativa ha construido, para bien o para mal, muchas de las
ideas, creencias y capacidades humanas básicas en que se basa la sociedad
humana a principios del siglo XXI. Por ejemplo, ideas tales como valores
y conocimientos universalistas, empoderamiento humano, justicia social,
ciudadanía, pretensiones de verdad científica, meritocracia y racionalidad
han impregnado completamente la cultura moderna, en gran parte, gracias
al éxito de la educación formal como institución social, desde la educación
en la primera niñez hasta los estudios de posgrado en las universidades. En
la sociedad escolarizada, no solo todos son estudiantes a quienes se consi-
dera capaces de un aprendizaje académico que los transformará para poseer
competencias importantes, sino que también la sociedad se transforma en
el proceso de educar a todos (Meyer, 1977).
La sociedad escolarizada tiene implicaciones de mucho más alcance para
la vida humana, algunas de las cuales son consideradas como positivas y, otras,
como desconcertantes. Más allá de documentar el considerable impacto de
la educación sobre el individuo, una cantidad sustancial de investigaciones
encuentra evidencia del impacto institucional de la revolución educativa
sobre las ideas, valores y normas de otras instituciones, tales como: trabajo
y ocupaciones (Baker, 2009), funciones de los padres y comportamiento
normativo (Schaub, 2010), estructura y procesos del sistema de gobierno y
cultura cívica en las sociedades democráticas (Kamens, 2009), definiciones
de conocimiento y pretensiones de verdad (Kamens, Meyer y Benavot, 1996;
Young, 2008), valoración de las capacidades humanas centrales (Martínez,
2000; Blair, Gamson, Thorne y Baker, 2005), organización de las comunidades
religiosas y teología (Schwadel, 2003), definiciones de éxito y fracaso personal
80
I
(Smith,
2003), propagación y dominio de las organizaciones formales
EL EFECTO EDUCACIÓN EN EL DESARROLLO SOCIAL
(Stinchcombe y March 1965), creciente creencia en el profesionalismo y
profesionalidad, y cientización de la sociedad (Drori, Meyer y Hwang, 2006),
y la imagen fundacional de la propia sociedad (Frank y Gabler, 2006).
Desde principios de la década de 1990 se había planteado una serie de
ideas sobre un mecanismo causal directo existente tras el efecto educación
sobre la salud y otras áreas del desarrollo social, aunque pocas han sido
plenamente desarrolladas o puestas a prueba rigurosamente. Las especu-
laciones sobre los mecanismos causales existentes tras el efecto educación
son generalmente de dos tipos. Uno se centra en una visión literal pero
limitada de la educación, que sugiere que la escolaridad proporciona informa-
ción básica sobre la salud con alguna preparación para realizar tareas como
leer instrucciones médicas y seguir indicaciones (Cleland y Van Ginneken,
1988). El segundo tipo de especulación sugiere que la educación formal, de
alguna manera, infunde nuevas actitudes que conducen a una mejor salud
y longevidad (véase una reseña en Hobcraft, 1993). Estas actitudes incluyen
cualidades psicológicas individuales, como postergación de la gratificación,
cambios en los patrones interactivos dentro de las familias y una actitud
más fuerte de empoderamiento personal. Aunque el supuesto detrás de
cada tipo de especulación no ha sido probado extensamente, la educación
formal probablemente transforma a los individuos de muchas maneras, y
estas ideas sobre el mecanismo causal de la escolaridad en la salud pue-
den ser parte de la respuesta. Sin embargo, estos dos tipos de argumentos
causales asumen principalmente el proceso de escolaridad como una caja
negra, en que ninguno aborda las actividades principales del aprendizaje.
Interpretaciones más literales de la transferencia de información a través de
la alfabetización asoman en el cuadro pero no van más allá, y las ideas sobre
el cambio de actitudes se saltan sobre los procesos de aprendizaje primario
en su conjunto.
En esencia, la escolaridad es un entorno único en el que los estudiantes
pasan largos periodos dedicados a actividades cognitivas, y este proceso es
la clave para comprender el mecanismo causal detrás del efecto educación
sobre la salud. Aprender a leer, escribir en un idioma y utilizar números,
incluso en condiciones rudimentarias, no son solo habilidades específicas,
porque cada una es resultado de un considerable ejercicio cognitivo abstracto
que probablemente transforma cómo los individuos escolarizados piensan,
razonan y resuelven problemas (por ejemplo, Martínez, 2000). Además, hay
evidencia de que la escolaridad se vuelve progresivamente más cognitiva
I 81
en sus exigencias a medida que los estudiantes pasan a grados superiores.
BAKER
Y es esta mejora metacognitiva progresiva derivada de la escolaridad lo que
puede resultar ser el mecanismo más eficaz para crear el efecto educación
sobre la salud; nueva investigación demuestra convincentemente que la
escuela formal es una institución de desarrollo neurocognitivo (Baker, Salinas
y Eslinger, s. f.). Y, a partir de evidencia, desde principios de la expansión
de la educación en las naciones desarrolladas y ahora de las naciones en
desarrollo, es claro que incluso pequeñas dosis de escolaridad pueden
crear diferencias con la socialización no formal tradicional de los niños no
escolarizados. La educación formal sume a los individuos en un proceso
cognitivo singularmente diferente en comparación con el relacionado con la
agricultura de subsistencia, el trabajo fabril de principios de la era industrial
y otras actividades premodernas. Con la excepción de las creencias sagradas
y mágicas, antropológicamente hablando, durante la mayor parte del curso
de la sociedad humana la gran masa de la gente no perteneciente a la élite
vivía en un mundo muy concreto.
El advenimiento relativamente reciente de la educación de masas es la
más grande intervención individual no familiar para los niños, y una parte
considerablemente grande de su proceso central es una intervención cogni-
tiva. Un posible efecto metacognitivo robusto de esta intervención cognitiva
en el desarrollo social puede haber pasado desapercibido en gran medida
desde que la revolución educativa hace la escolaridad tan ubicua en tantos
lugares. Sin embargo, hay evidencia reciente de que la revolución educativa
ha extendido en todo el mundo una versión relativamente similar a la esco-
laridad occidental, que incluye importantes posibilidades para el cambio
cognitivo en los individuos (Baker y LeTendre, 2005). Por lo tanto, una hipó-
tesis cognitiva es una vía prometedora para teorizar sobre cómo funciona el
efecto educación sobre la salud y el desarrollo social de los individuos.
Hipótesis Escolaridad-Cognición-Desarrollo Social
Una de las principales causas de la paradoja educación-desarrollo social
es la falta de una teoría de un efecto de la escolaridad sobre cómo la expo-
sición a la escolaridad (aparte del prestigio material y social acumulado a
partir del nivel de educación) influye en la salud individual y en los resultados
sociales. Sin tal teoría, la subestimación del efecto educación probablemente
continuará y debilitará los argumentos a favor del gasto público en la expan-
82
I sión de las escuelas para todos los niños y jóvenes.
EL EFECTO EDUCACIÓN EN EL DESARROLLO SOCIAL
Un mecanismo causal plausible detrás del efecto educación sobre los
individuos es que la escolaridad, debido al aprendizaje de habilidades aca-
démicas básicas tales como lectura, escritura y cálculo, acrecienta las habi-
lidades cognitivas de orden superior (tales como razonamiento, resolución
de problemas novedosos, pensamiento esforzado y planificación de tareas)
que, a su vez, ayudan a los individuos a transformar datos básicos en conoci-
mientos más profundos que mejoran las habilidades de evaluación de riesgos
y toma de decisiones y comportamientos relacionados con la salud y otras
cuestiones del desarrollo social, como las decisiones económicas. Lo que
puede llamarse hipótesis escolaridad-cognición-desarrollo social propone
que: a través de la enseñanza de la lectura, la escritura, el cálculo y otros
temas académicos, la escolaridad mejora las habilidades cognitivas de orden
superior (tales como razonamiento, resolución de problemas novedosos,
pensamiento esforzado y planificación de tareas), que a su vez ayudan a los
individuos a transformar datos básicos en conocimientos más profundos que
mejoran las habilidades de evaluación de riesgos y toma de decisiones sobre
la salud y otras decisiones cruciales de la vida.
Esta hipótesis tiene la ventaja de que se enfoca en la tarea central de
la escolaridad —el desarrollo de habilidades cognitivas—, un proceso que
ha sido subestimado en la investigación en educación en materia de salud
y desarrollo social. La hipótesis tiene la ventaja adicional de ser compatible
con nuevas conclusiones centrales sobre educación y desarrollo cognitivo,
como recientes investigaciones sobre el efecto de la escolaridad en el desa-
rrollo neurológico, que establecen tres conclusiones interrelacionadas que
respaldan esta hipótesis.
En primer lugar, el desarrollo neurológico de habilidades cognitivas
de orden superior se produce al menos hasta la adolescencia tardía y es
altamente sensible a la estimulación ambiental, como la que ocurre ruti-
nariamente en la educación formal. Estudios de trastornos neurológicos y
psiquiátricos infantiles y de niños normalmente desarrollados sin ningún
trastorno clínico muestran que las habilidades cognitivas de orden superior
se producen hasta la adolescencia tardía y constituyen un conjunto espe-
cífico de capacidades cognitivas (por ejemplo, Blair, 2006; Duncan, Burgess
y Emslie 1995; Eslinger, Flaherty-Craig y Benton, 2004; Shallice y Burgess,
1991). Además, una serie de experimentos con fMRI (functional magnetic
resonance imaging o resonancia magnética funcional) sobre desarrollo del
cerebro encuentran que cuando niños en edad escolar resuelven nuevos
I 83
problemas matemáticos similares a los utilizados comúnmente en los planes
BAKER
de estudio de matemáticas, se activan las áreas cerebrales asociadas con
habilidades cognitivas de orden superior (a saber, activaciones reclutadas
en la corteza parietal superior más prominentemente, las cortezas dorsola-
teral prefrontal, occipital-temporal y premotora/suplementaria, los ganglios
basales y la ínsula) (Eslinger, Blair, Wang, Lipovsky, Realmuto, Baker y Yang,
2009).
En segundo lugar, la exposición a la educación formal está monotó-
nica y linealmente asociada con mayores habilidades cognitivas de orden
superior. Un meta-análisis de más de 50 estudios utilizando observación
naturalista, comparaciones estadísticas post hoc y análisis secuenciales de
cohorte concluye que, por cada año de asistencia a la escuela, descontando
factores socioeconómicos, existe un aumento monotónico en las habilidades
cognitivas relacionadas con el CI (Ceci, 1991). También, estudios cuasi expe-
rimentales de adultos no escolarizados y escolarizados en comunidades de
agricultura de subsistencia encuentran que pequeñas dosis de escolaridad
en la niñez producen habilidades cognitivas de orden superior entre adul-
tos, sin considerar condición social y económica, y condiciones de trabajo
(por ejemplo, Christian, Bachman y Morrison, 2001; Cole, 1996; Luria, 1976;
Stevenson, Parker, Wilkinson, Bonnevaux, Gonzalez y Greenfield, 1978; Ste-
venson, Chen y Booth, 1990; para un examen completo véase Baker et al.,
s. f.).
En tercer lugar, las habilidades cognitivas de orden superior expresadas
como mejor habilidad para el cálculo están asociadas con mejores habilida-
des para evaluación de riesgos y toma de decisiones. El cálculo se aprende
principalmente en la educación formal, y experimentos sobre evaluación de
riesgos y el uso de la heurística efectiva para la toma de decisiones encuentran
repetidamente que tales habilidades están relacionadas positivamente con
el cálculo y las habilidades cognitivas de orden superior (Bruine de Bruin,
Parker y Fischhoff, 2007; Peters, Västfjäll, Slovic, Mertz, Mazzocco y Dickert,
2006). Aunque esta hipótesis ha sido desarrollada y sometida a prueba para
comportamientos y decisiones sobre la salud, puede generalizarse a otros
ámbitos del desarrollo social.
Investigación Peruana y Africana sobre la Hipótesis
La hipótesis escolaridad-cognición-desarrollo social abre una serie de
84
I maneras de investigar el efecto educación. Una poderosa manera es comparar
EL EFECTO EDUCACIÓN EN EL DESARROLLO SOCIAL
individuos con grados significativamente diferentes de escolaridad en una
variedad de habilidades cognitivas. En las sociedades más profundamente
escolarizadas de América del Norte y Europa occidental, incluso el nivel más
bajo de escolaridad dura un número considerable de años, y además no hay
mucha variación en la educación entre las poblaciones. En las naciones en
desarrollo, la situación es diferente. Es posible encontrar una gran variedad en
la escolaridad entre adultos con funciones normales, incluyendo un número
significativo de adultos no escolarizados o con baja escolaridad. Además, hay
regiones donde adultos con grados variables de escolaridad están relativa-
mente aislados y tienen limitado contacto con medios de comunicación y
ocupaciones que podrían ampliar sus habilidades cognitivas. Los Andes del
Perú son uno de esos lugares.
Con colaboradores peruanos, una muestra de alrededor de 300 adultos
quechuahablantes con dosis variables de escolaridad, incluyendo no escola-
rizados, recibieron una extensa serie de pruebas cognitivas, incluida la eva-
luación de inteligencia más cristalizada más el tipo de habilidades cognitivas
que, según la hipótesis, son mejoradas por la escolaridad2. La modelación
de estos datos muestra que, después de ajustar una variedad de factores
demográficos y nivel de inteligencia cristalizada, incluso pequeñas dosis de
escolaridad formal mejoraron las habilidades cognitivas de orden superior
de inteligencia fluida junto con razonamiento, resolución de problemas nove-
dosos, pensamiento esforzado y planificación de tareas (Baker et al., s. f.).
Se encontró que los efectos de la selección en términos de quiénes fueron
a la escuela estaban solo mínimamente relacionados con el nivel de inteli-
gencia del sujeto estimado por la PPVT (Peabody Picture Vocabulary Test), y
los resultados básicos se mantienen después de que se añadieron diversas
pruebas y ajustes al efecto de selección.
Los datos peruanos ponen a prueba fuertemente la primera mitad de la
hipótesis que predice que, durante el aprendizaje de la lectura, la escritura
y el cálculo, incluso en solo unos pocos años de escolaridad primaria, las
habilidades cognitivas de ámbito general (por ejemplo, memoria operativa
y capacidad de razonamiento abstracto), las habilidades para la toma de
decisiones arriesgadas que proporcionan los medios necesarios para apreciar
las consecuencias de los riesgos, y la capacidad de razonar adecuadamente
en situaciones novedosas también se ven mejoradas. Examinar la influencia
2
Martín Benavides y colegas en GRADE, Lima, Perú.
I 85
BAKER
de estas habilidades cognitivas mejoradas por la escolaridad sobre la salud y
otros comportamientos relacionados con el desarrollo social pone a prueba
la segunda mitad de la hipótesis escolaridad-cognición-desarrollo social.
Con colaboradores ghaneses y otros, datos similares recopilados entre
181 adultos no escolarizados y escolarizados en el sector rural de Ghana
incluyeron también los conocimientos del sujeto respecto de la infección del
VIH/SIDA y sus comportamientos para reducir el riesgo, incluyendo asistir a
reuniones informativas y clases sobre VIH, comunicación sobre el VIH y su
prevención con una pareja sexual, detección y conciencia de la condición
seropositiva propia y de la pareja, y uso del preservativo3. Como en muchos
otros países africanos subsaharianos, la pandemia del VIH/ SIDA es una de las
principales amenazas para la salud de la mayoría de los individuos en Ghana.
Utilizando el modelado de ecuaciones estructurales, el análisis encuentra que
las capacidades cognitivas, el dominio del cálculo y las habilidades para la
toma de decisiones aumentaron con la exposición a la escolaridad tal como
en los datos peruanos, pero, aun más, estas habilidades mejoradas tuvieron
parte en los efectos de la educación sobre los comportamientos protectores.
En otras palabras, en promedio, los individuos con habilidades cognitivas
mejoradas por la escuela fueron más propensos a comprender con mayor
precisión sus riesgos y a asumir comportamientos y estrategias de prevención
(Peters, Baker, Dieckmann, León y Collins, 2010).
Compensando con el detalle de las mediciones la capacidad para genera-
lizar, tanto las muestras peruanas como las ghanesas fueron recogidas en una
sola región, y abarcaron relativamente pocos sujetos que fueron sometidos
a una amplia medición de habilidades cognitivas. Para estimar el grado en
que la hipótesis escolaridad-cognición-desarrollo social se generaliza a una
población completa, se llevó a cabo un tercer estudio (Baker, León y Collins,
2010). El análisis de grandes muestras representativas a escala nacional de
Encuestas Demográficas y de Salud (EDS) de nueve países del África sub-
sahariana recopiladas entre 2003 y 2005 encuentra que, descontando las
variables de control, hay una robusta influencia positiva de la educación sobre
el uso del preservativo entre adultos sexualmente arriesgados. Y lo que es
importante, la educación influye robustamente en la capacidad para razonar
sobre la salud, y este factor interviene en una proporción significativa del
efecto educación sobre el uso del preservativo.
86
I
3
Francis Dodoo y RIPS; y Ellen Peters, Universidad Estatal de Ohio.
EL EFECTO EDUCACIÓN EN EL DESARROLLO SOCIAL
Estas son solo tres pruebas de la hipótesis escolaridad-cognición, y
solo se aplican a resultados en materia de salud, pero la evidencia apoya el
argumento general. Aunque esta hipótesis es un comienzo para entender la
asociación de largo alcance entre educación y desarrollo social, no explica
por sí misma por qué la educación formal continúa avanzando en todas par-
tes en la cultura posindustrial. Si bien existe considerable evidencia sobre
los efectos de la escolaridad como institución primaria sobre los individuos
y una variedad de procesos institucionales de la sociedad, identificar tales
efectos no explica por qué la educación ha llegado a tener el significativo
poder transformador que aparentemente tiene. Esto requiere examinar dos
funciones dinámicas de la educación en la sociedad.
Funciones Sociales de la Educación que se Refuerzan
Mutuamente
John Meyer, en su artículo seminal de 1977 (Meyer, 1977) sobre el poder
transformador de la revolución educativa “Los efectos de la educación como
institución”, planteó la hipótesis de que la educación tiene dos funciones
societales emergentes que se refuerzan mutuamente y que, por tanto, gene-
rarán un significativo poder institucional. Una es la creciente función distri-
butiva de la educación y la otra es su también creciente función cognitiva4.
Distribución es una manera corta de expresar el papel que la educación
formal desempeña ahora en la consecución de estatus social, que incluye
principalmente, pero no solamente, el nivel ocupacional. Cognición signi-
fica aquí el considerable cambio en los procesos de pensamiento que se
produce entre individuos escolarizados, que abarca al menos tres facetas
principales: 1) aprendizaje del plan de estudios manifiesto, 2) desarrollo
de razonamiento más profundo, resolución de problemas y pensamiento
racional, y 3) expansión de las imágenes conceptuales de uno mismo y del
mundo. Específicamente, la hipótesis de Meyer predice que con el tiempo y
a través de cada vez más individuos, las funciones distributiva y cognitiva de
la escolaridad se reforzarán entre sí y formarán una ideología significativa
sobre la centralidad de la educación formal, lo cual a su vez intensificará la
4
Cognitivo se usa aquí en lugar de la formulación original de Meyer en 1977 de socialización, pues
el primer término representa con más precisión lo que hace la escolaridad; además, el segundo
es un término más antiguo ahora rara vez usado y transmite otros significados innecesarios.
I 87
BAKER
legitimidad de cada función. Además, Meyer planteó que este proceso sim-
biótico presta a la educación formal la capacidad cultural de cambiar no solo
a los individuos, sino, y quizá lo más relevante para la sociología, también a
otras instituciones sociales.
La investigación que se acaba de reseñar sobre el efecto cognitivo de la
educación en la salud es un buen ejemplo de la función cognitiva. La función
distributiva, si bien es conocida en la sociología, puede ser menos apreciada
por los investigadores de la educación como función social dominante.
Desde el inicio de la revolución educativa en el siglo XIX, ha habido una
constante tendencia hacia el predominio de la educación en la consecución
de estatus social. En los últimos tiempos esto se ha acelerado hasta el punto
de que incluso el efecto del estatus de la educación de los padres palidece en
comparación con la propia educación del individuo. Por ejemplo, el histórico
estudio estadounidense de Hout de 1988 (Hout, 1988; véase también Hout,
1984) encuentra que, a fines de la década de 1980, había todavía influencia
del origen social de los padres en el nivel de educación de los hijos, pero la
fuerza de esta relación había disminuido en todo un tercio de lo que había
sido en la década de 1960, y entre la descendencia que concluía una carrera
universitaria la relación estaba completamente desconectada. Esto significa
que, por primera vez, había evidencia de que la distribución basada en el
nivel de educación del individuo independiente del origen social se había
convertido en el proceso dominante de la consecución de estatus.
En un estudio integral sobre la consecución de estatus social en Estados
Unidos, Torche (2010; véase también Brand y Xie, 2010) replica las conclu-
siones de Hout, y pasa a mostrar que la tendencia ha continuado desde fines
de la década de 1980. Utilizando datos recientes, informa que, en cuanto a
estatus ocupacional, ingresos y valor económico total del hijo adulto, el origen
social es un factor causal entre aquellos con grado de escuela secundaria o
menos, mientras que entre quienes asistieron a la universidad y obtuvieron
un grado, el estatus en la adultez se mantiene desconectado del origen social.
Así, una vez que uno está en el ámbito de la educación superior, la distribu-
ción viene a basarse únicamente en el nivel de educación, tal como mejor
rendimiento académico en la universidad, especialidades seleccionadas, y tal
vez efectos derivados de la variedad de universidades. Y aunque hay todavía
influencia del origen social en la asistencia a la educación superior, con el
crecimiento mundial en este sector esta influencia se está debilitando. Dada
la creciente homogeneización de la influencia de la escolaridad, no es una
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I
sorpresa que esta nueva tendencia en la estratificación se haya replicado
EL EFECTO EDUCACIÓN EN EL DESARROLLO SOCIAL
en Suecia, Francia y Alemania (Vallet, 2004; Breen y Jonsson, 2007; Breen y
Luijkx, 2007).
A menudo, el giro hacia la distribución de la educación es atribuido sim-
plemente a una mayor complejidad económica y social, particularmente en la
teoría de la reproducción de las clases sociales y la teoría del capital humano,
que emplean el mismo modelo tradicional de la educación como institución
secundaria. Y sin duda las economías han cambiado, las granjas familiares y
las pequeñas empresas declinan, etc., pero lo que a menudo se pierde en todo
este cambio social es que reemplazar los antiguos mecanismos de movilidad
social de una manera tan rápida y total, como ha hecho la revolución educa-
tiva, implica mucho más cambio sociológico que la complejidad económica
y social general. Con la excepción tal vez de la formación de aprendices, los
mecanismos no educacionales de consecución de estatus arriba mencionados
no son conocidos por la mayoría en la sociedad moderna y, sin embargo,
antes de la revolución educativa estaban profundamente incrustados en las
sociedades y eran considerados maneras totalmente legítimas de clasificar a
los individuos en su estatus como adultos, incluyendo las ocupaciones. Pero
el ascenso de la educación como el único árbitro de la distribución ha sido tan
completo que los anteriores procesos de distribución —sinecura, herencia
ocupacional, matrimonio, carisma religioso, adiestramiento en oficios, mece-
nazgo, casta— aparecen ahora como exóticas reliquias sociales. Aunque en
algunas sociedades premodernas la educación formal controlaba el acceso
a algunas posiciones de élite, el hecho de que ahora singularmente lo haga
así en casi todas las posiciones de estatus habría sido una idea extraña hace
apenas cien años. Aunque la distribución educativa parece a muchos contem-
poráneos una “manera natural” de distribuir, en realidad es una construcción
sociológica radical en el fundamento mismo de la sociedad posindustrial.
La cuestión más grande aquí es que estas dos funciones impulsan diná-
micamente a la educación como institución a una mayor prominencia en la
sociedad posindustrial. Como experiencia transformadora con serias conse-
cuencias sociales, la educación se vuelve cada vez más importante para los
individuos y las instituciones sociales por igual. Esto establece el escenario
para el amplio impacto de la educación como institución propuesto más
arriba.
I 89
BAKER
Conclusión
Aunque el público seguirá sobrestimando el potencial de la educación,
los profesionales del desarrollo y los analistas de política deben reconsiderar
su reacción crítica habitual que, a menudo, conduce a una subestimación
del impacto de la revolución educativa. Tanto para los individuos como para
otras instituciones sociales, la escolaridad formal generalizada ha desem-
peñado un papel importante en el desarrollo social en términos de salud y
otros sectores relacionados. El abrumador número de asociaciones empíricas
entre nivel de educación y actitudes y comportamientos avala este efecto. En
lugar de asumir el efecto educación como secundario, o peor, como algo no
educacional, sería beneficioso continuar un examen completo de las facetas
causales de asistir a la escuela.
El argumento aquí tiene tanto implicaciones para la investigación futura
como para el desarrollo social y las políticas. La investigación futura debe
incorporar un análisis multidisciplinario de los efectos de la escolaridad en el
desarrollo neurológico y las habilidades cognitivas. Demasiado a menudo se
asume que el logro escolar es solo resultado de la maduración neurológica
anterior, pero hay un creciente cuerpo de evidencia que sugiere que la esco-
laridad formal tiene un efecto de maduración propio sobre el crecimiento
neurológico y cognitivo del individuo (Baker et al., s. f.). Una vez que esta
conclusión se hace obvia, se necesitan otras investigaciones para entender
exactamente qué hay en el aprendizaje de la lectura, la escritura y el cál-
culo que mejora el desarrollo cerebral y aumenta las habilidades cognitivas
generales tales como el razonamiento y la función ejecutiva, que es tan
importante para el pensamiento de orden superior. Así, la literatura sobre
esto hasta ahora sugiere que el efecto de maduración de la exposición a la
escolaridad dura hasta bien entrada la adolescencia e incluso más tiempo.
Nuevas investigaciones sobre la cognición están mostrando que la
emoción y la motivación son un componente fundamental del pensamiento
efectivo. La hipótesis escolaridad-cognición-desarrollo social no incluye la
evidencia de que la escolaridad puede también aumentar los niveles de
autoeficacia y autonomía del individuo para utilizar sus habilidades cogni-
tivas en la resolución de problemas. Esto bien puede resultar una adición
importante a la hipótesis desarrollada aquí, y espera investigaciones futuras.
Las implicaciones de política son claras. En primer lugar, las constatacio-
nes y el desarrollo de perspectivas aquí formuladas refuerzan aun más los
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I
esfuerzos de gobiernos y organismos de ayuda para difundir la educación
EL EFECTO EDUCACIÓN EN EL DESARROLLO SOCIAL
con un nivel razonable de calidad como un componente y causa principal del
desarrollo social y económico futuro de una nación. Después de la seguridad
alimentaria y el acceso a servicios de salud, la educación formal es la mejor
inversión que puede hacerse en el desarrollo de las poblaciones humanas.
Asimismo, si bien se ha hecho mucho para hacer de la inversión en la primera
infancia una prioridad, en parte justificada por la noción de que el desarrollo
cognitivo se produce mayormente entre los 3 y 5 años de edad, esto no casa
con las constataciones aquí expuestas. Y esto conduce a una recomendación
de política final. Aunque la expansión de la educación se está produciendo
en muchas naciones en desarrollo, muchos jóvenes y adultos jóvenes están
severamente no escolarizados. Si la hipótesis escolaridad-cognición-desarro-
llo social resulta correcta, sugiere una forma de desarrollar intervenciones
educativas de corto plazo para jóvenes y adultos que se centren en el desa-
rrollo cognitivo, la lectura y escritura básicas y el cálculo.
Por último, cabe señalar que el argumento desarrollado aquí no pretende
implicar que hay solo un efecto unidireccional entre educación y resultados
sociales y económicos. En el mundo real hay cualquier número de relaciones
sinérgicas entre una población educada y el desarrollo. Por ejemplo, la salud
infantil influye de manera importante en la capacidad de ganancia cognitiva
en la primera escolaridad, como también la buena nutrición. El punto aquí
no es una reducción ingenua de la complejidad de la sociedad, sino más bien
hacer hincapié en la centralidad de la educación para el desarrollo, sin lo cual
estas sinergias no pueden ocurrir.
Ciertamente, la demanda de educación continuará; no ha disminuido
en más de 100 años. Y, por la manera en que la educación se ha convertido
tanto en un proceso de transformación como en el camino principal para el
estatus social, no hay fin a la vista para la revolución educativa. Este proceso
tiene varias consecuencias importantes para las políticas relacionadas con el
desarrollo social. En primer lugar, esto explica por qué la demanda de más
acceso a la educación seguirá aumentando, como también la demanda de
educación de calidad, incluso entre generaciones de padres con bajos niveles
de educación propios. En segundo lugar, incluso aunque el nivel de educación
promedio aumente dentro de una población, los que tienen más educación
tenderán a cosechar beneficios cognitivos junto con ventajas sociales y eco-
nómicas.
I 91
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