I 129
reseña: educación y ciudadanía
A partir de este recorrido, Westheimer determina los tres elementos fun-
damentales antes mencionados (capítulos 6 y 7), y plantea la necesidad de re-
visar casos e ilustraciones sobre prácticas de aula que promueven aprendiza-
jes ciudadanos (capítulo 8). En paralelo, provee guías para docentes y padres,
que son reforzadas por un esfuerzo por desmontar algunas ideas o “mitos”
que se han instalado recientemente en la cultura escolar.
1
La revisión de es-
tos mitos permite al autor ilustrar elementos clave de la formación ciudadana
e identicar (en el capítulo nal) un conjunto de requisitos que la labor de
enseñanza-aprendizaje requiere satisfacer para promover en los estudiantes el
pensamiento autónomo y crítico, así como la habilidad para fomentar cambios
que armen y desarrollen el carácter democrático de las sociedades.
Así, el texto otorga una interesante y útil organización de los problemas
vinculados con la educación ciudadana. Sin embargo, cabría preguntarse por
algunos elementos omitidos por el autor que son centrales a esta intencionali-
dad de la educación. Por un lado, es importante subrayar el doble carácter de
la ciudadanía en tanto comportamiento ciudadano que porta o hace concretos
valores y principios democráticos esenciales. Este doble carácter implica que la
ciudadanía es tanto la condición de pertenencia de una persona a una comuni-
dad política democrática como una forma de vincularnos con los demás inte-
grantes de dicha comunidad. Tal vez, debido al contexto en el que se escribió el
libro, es innecesario armar que la comunidad política democrática existe para
garantizar, en primer lugar, “(…) que los hombres son creados iguales; que son
dotados (…) de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la
libertad y la búsqueda de la felicidad”, como señala el inicio de la Declaración
de Independencia de los Estados Unidos de Norteamérica. Esta idea se traduce
en la armación de elementos que en otras latitudes podrían parecer extraños:
el imperio de la ley, la soberanía popular y el Estado de Derecho. Sin embargo,
en otros contextos, puede resultar imperativo empezar por ahí. Por ejemplo,
¿cuán claro es para la cultura política peruana que los derechos son reconocidos
por la ley, pero no concedidos por esta?
Por otra parte, la comprensión de estos principios más generales —incluida
la armación de que todas las personas somos iguales en dignidad y libertad,
así seamos concretamente distintas en muchos— requiere del desarrollo de
habilidades de pensamiento abstracto. Este tipo de habilidades, como mostra-
ron Vygotsky (1978, 1991) y Luria (1976) hace muchas décadas, no surgen de
modo espontáneo en todo contexto; es decir, están asociadas a ciertas formas
1. Enparticular,Westheimersereerea(i)equipararla“calidadeducativa”conelfoco
enresultadosenpruebasestandarizadas,(ii)considerarelnoajustarsealasnormas
escolarescomotrastornoobjetodemedicación,(iii)estigmatizarelesfuerzodocente
por desarrollar pensamiento crítico, (iv) promover la despolitización/neutralidad
de la experiencia educativa, y (v) forzar que las experiencias de aprendizaje en
la comunidad sean “exitosas” como requisito supuesto de su signicancia para el
aprendizaje.