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mapeando la enseñanza de biliteracidad en contextos indígenas
positivos como negativos”, apoyando a lograr los objetivos locales (2017, pp.
247-8).
Aquí introducimos el mapeo a través de las continuidades de la biliteraci-
dad como una herramienta de apoyo para investigadores con el n de alcanzar
las metas críticas y colaborativas del monitoreo etnográco. El marco de las
continuidades de la biliteracidad ofrece una heurística para situar la investiga-
ción, la enseñanza, y la formulación de la política y la planicación lingüística
en contextos multilingües. Con premisas en décadas de investigación sobre el
bilingüismo y la literacidad, la heurística de las continuidades señala que cate-
gorías oposicionales como primera y segunda lengua, monolingüe-bilingüe, u
oralidad-literacidad son en realidad continuidades uidas y dinámicas del uso
de lengua y literacidad, dimensiones interrelacionadas de repertorios comu-
nicativos complejos y uidos (Gumperz, 1964). En estos espacios dinámicos;
cambiantes; y, a veces, disputados a lo largo y a través de las continuidades,
ocurre el uso y aprendizaje de la biliteracidad (Hornberger, 1989, 2003).
La biliteracidad se trata del uso tanto oral como escrito de la lengua, en-
tendida como “cada una y todas las instancias en las cuales ocurre comunica-
ción en dos (o más) lenguas en, o en torno a, la escritura” (Hornberger, 1990, p.
213). Esta denición pone el énfasis en la interacción oral y escrita, a diferencia
de otras deniciones que circunscriben a la biliteracidad a (el dominio de) la
lectura (y escritura) en dos lenguas. De igual manera, esta denición señala
“instancias” de biliteracidad, que incluyen tanto a los actores biletrados, como
a los eventos y prácticas en que interactúan, y a los espacios y mundos donde
lo hacen.
El modelo consiste en cuatro espacios tridimensionales y encajados, com-
puestos de las continuidades que caracterizan contextos, medios, contenidos y
desarrollo de la biliteracidad. Especícamente, el modelo describe el desarrollo
de la biliteracidad a través de las continuidades comprensión-expresión, lengua
oral-escrita, y primera-segunda lengua (tercera, cuarta, etc.) por medio de dos
(o más) lenguas. Las estructuras de dichas lenguas varían en su relación entre
sí desde lo disimilar a lo similar y sus ortografías se distribuyen entre lo más di-
vergente a lo más convergente. Además, estas lenguas se adquieren en procesos
que uctúan desde lo simultáneo a lo sucesivo, en contextos que comprenden
niveles o escalas desde lo micro hasta lo macro, y se caracterizan por variadas
combinaciones de oralidad-literacidad y multilingüismo-monolingüismo. Por
último, los contenidos de estas lenguas abarcan experiencias y perspectivas
desde lo minorizado a lo mayorizado, estilos y géneros desde lo vernacular a lo
literario, y textos que varían desde lo contextualizado a lo descontextualizado.
Los conceptos de “continuidades” y “biliteracidad” son los fundamentos
del esquema (ver Figura 1), que postula que cuanto más los contextos de apren-
dizaje y uso de la lengua y la literacidad propicien que los individuos multilin-
gües aprovechen cada una de las continuidades en su totalidad, tantas más son
las posibilidades para el desarrollo y expresión de su biliteracidad. Para ese n,
es necesario contrarrestar las prácticas lingüísticas y letradas tradicionales y