R E V I S T A P E R U A N A D E I N V E S T I G A C I Ó N E D U C A T I V A
2 0 1 5 , N o . 7 , p p . 9 5 - 1 2 5
El tránsito de la escuela pública a la escuela privada
en el sector emergente de Lima Metropolitana:
¿Buscando mejor calidad?
The transition from public to private school
in the rising sector of Lima Metropolitana:
Looking for best quality?
Pilar Sanz
Universidad de Bath
mp_sanz@hotmail.com
Recibido: 01-7-2015
Aprobado: 14-9-2015
pilar sanz
Resumen
El tránsito masivo de la escuela pública a la privada en el sector emergente sue-
le ser considerado como una respuesta a la baja calidad de la educación públi-
ca. Este estudio sostiene que la opción por lo privado también estaría respon-
diendo a la formación de una disposición o habitus, que hace que esta opción
sea asumida de manera inercial y automática por las familias como concreción
de una lógica aspiracional dentro de su trayectoria de movilidad ascendente. A
través de la exploración de los procesos de elección de escuela de una muestra
de familias, el estudio da cuenta de cómo estos están mediados por la búsque-
da de un balance entre diferentes criterios que incluyen costos, condiciones
materiales de las escuelas, su localización y cercanía, la búsqueda de espacios
seguros para sus hijos o el ratio alumno-profesor, entre otros. Asimismo, las
decisiones están fuertemente influidas por estrategias de identificación y di-
ferenciación social en el espacio escolar, en el cual el compromiso con la edu-
cación de sus hijos y la composición social de las familias que conforman una
escuela resultan factores relevantes tanto para aquellas familias que se identi-
fican entre sí «como uno», como de diferenciación y exclusión de aquellas que
representadas como «los otros». De esta manera, se marca una distancia con
las familias que envían a sus hijos a la escuela pública o a escuelas de menores
recursos. Este estudio busca introducir en el debate un mejor entendimiento
del proceso de elección de escuelas, que va más allá de la búsqueda de calidad
e incluye procesos sociales más complejos.
Palabras clave: elección escolar, movilidad social, identificación,
diferenciación social
Abstract
The massive transit from public to private school in the emerging sector tends
to be considered as a response to the low quality of public education. This study
argues that the private option would be also responding to the formation of a
disposition or habitus that makes that this option be assumed inertial and
automatically by families as a realization of an aspirational logic within their
path of upward social mobility. Through the exploration of the processes of school
choice in a sample of emerging families the study shows how the decision-making
processes are mediated by the search for a balance among different criteria
which include costs, material conditions of schools, its location and closeness, the
pursuit of getting safe places for their children or the student-teacher ratio, among
others. In addition, their decisions are strongly influenced by the strategies of
identification and social differentiation in the school space. The parents’ strong
commitment with the education of their children and the social composition of
the families that make up a school are relevant factors for both the identification
of those «as one», and the differentiation and exclusion of those who represent
«the other», marking a distance from families who send their children to public
school or schools of fewer resources. This study seeks to introduce into the debate
a better understanding of the process of school choice that goes beyond the search
for quality and includes more complex social processes.
96
I
Keywords: school choice, social mobility, identification, social differentiation
el tránsito de la escuela pública a la escuela privada
El tránsito de la escuela pública a la escuela privada en el sector
emergente de Lima Metropolitana: ¿Buscando mejor calidad?
Introducción
Durante los últimos quince años ha venido ocurriendo un fenómeno de cre-
cimiento progresivo de la matrícula privada en educación básica en Lima Me-
tropolitana, que -como señaló Cuenca (2013) en un estudio anterior-, prác-
ticamente, ha duplicado su volumen1. En su cartografía de la escuela privada,
Cuenca muestra cómo el crecimiento de la matrícula ha tenido variaciones
significativas dentro de los diferentes quintiles de pobreza, excepto en el más
rico; a partir de ello, la opción por la educación básica privada ha dejado de ser
exclusiva de los sectores medios-altos y altos y se ha extendido a los diferentes
niveles socioeconómicos. Asimismo, señala que la expansión de la oferta se ha
concentrado en los distritos periféricos, particularmente, en la zona norte de
Lima con mayor crecimiento económico. Otro aspecto que caracteriza a esta
nueva oferta privada es que, lejos de ofrecer una calidad homogénea, estaría
reforzando la existencia de circuitos educativos diferenciados, en los que co-
legios -públicos y privados- ofrecen servicios de diversa calidad al atender
poblaciones muy distintas en función de su ubicación residencial y sus recur-
sos económicos (Balarín, 2015; Benavides, León y Etesse, 2014; Cuenca, 2013).
Aunque los datos disponibles para una adecuada caracterización de la
oferta privada son todavía mínimos, es posible distinguir, además de la oferta
tradicional dirigida a los sectores altos y medio-altos (caracterizada por cole-
gios exclusivos y colegios alternativos de orientación laica o religiosa, y en los
que se suele privilegiar el eje académico o el eje vincular), una nueva oferta de
circuitos de colegios privados, principalmente, ubicados en las zonas periféri-
cas. Si bien dicha oferta es amplia y diversa, este estudio se enfoca en dos tipos
de colegio que han surgido al interior de este grupo: los colegios corporativos
y los colegios de bajo costo2.
El incremento de la oferta y de la matrícula privada en estas zonas ocurre
en un contexto de importante crecimiento económico, que ha contribuido a la
expansión de una clase media que dispone de más ingresos y viene invirtiendo
1.
Se ha pasado de una matrícula de 515.000 estudiantes en 1998 a una de 949.996 estu-
diantes en 2014 (Unidad de Estadística Educativa - Escale, Ministerio de Educación,
s.f.).
2.
Los colegios corporativos funcionan como redes de colegios financiadas por corpo-
raciones interesadas en la educación, que buscan ofrecer una educación de calidad,
con infraestructura moderna y a precios asequibles a un sector emergente consoli-
dado con pensiones alrededor de los S/. 650. Por su lado, los colegios de bajo costo
ofrecen una educación de baja calidad que opera en condiciones de infratestructura
y equipamiento bastante limitadas. Muchos de estos colegios funcionan con pocos
I 97
estudiantes con un rango de pensión mensual entre los S/. 90 y S/. 250.
pilar sanz
en la educación de sus hijos (Cuenca, 2013; Jaramillo y Zambrano, 2013; Fran-
co, Hopenhayn y León, 2011; Arellano, 2010). Aunque no es propósito del pre-
sente artículo entrar al debate en torno a la definición de esta clase media, sí se
debe precisar que el estudio se ha realizado desde una perspectiva comparada
considerando dos grupos que pertenecen a este sector en expansión. Ambos
tienen en común una trayectoria de movilidad ascendente; de ahí, la referencia
a ellos como sector emergente3. Sin embargo, mientras que uno corresponde a
un sector consolidado por el nivel del ingreso familiar, de la educación y ocu-
pación de los padres, el otro representa a un sector más bien precario, que salió
de la pobreza pero que aún está en situación de vulnerabilidad, pues podría
retornar a ser pobre.
Sobre el estudio de elección escolar
El interés de este estudio es poder entender el tránsito de la escuela pública a
la escuela privada a partir de la comparación de una muestra de familias de
ambos sectores sociales, que -a su vez- remiten a los dos tipos de colegio an-
teriormente especificados. Se puede explicar esta transición mediante el dete-
rioro de la escuela pública, que la descalifica como opción para las aspiraciones
de las familias emergentes. Ciertamente, el abandono sistemático que el Estado
peruano ha tenido para la provisión de una educación pública de calidad re-
fuerza este argumento y facilita también la creación de un imaginario social
en relación con la calidad per se atribuido a lo privado (Cuenca, 2013). Los re-
sultados de la evaluación censal de estudiantes (ECE) corroboran, en general,
una diferencia a favor de las escuelas privadas sobre las públicas. Sin embargo,
este argumento de búsqueda de una escuela de mejor calidad en lo privado se
debilita por la enorme heterogeneidad que caracteriza dicha oferta, debido a la
cual no se puede asumir que todas las escuelas privadas, por el simple hecho de
ser privadas, sean buenas. Los resultados de las evaluaciones nacionales (ECE)
han revelado por tercer año consecutivo que, en los distritos periféricos, los co-
legios públicos se desempeñaron mejor que los privados (Unidad de Medición
de la Calidad Educativa, 2015)4.
Entonces, aunque la crisis en la educación pública definitivamente influye
en la opción del sector emergente por la educación privada, esta explicación
resulta insuficiente y exige que el estudio de este fenómeno sea abordado desde
3.
En este estudio, se consideraron como condición de emergencia las modificaciones
en las variables de movilidad educacional (años de escolaridad y nivel educativo
alcanzado), nivel de ingresos familiares y ocupación del jefe de familia, entre gene-
ranciones (abuelos, padres, hijos).
4.
Además, estudios como el de Calónico y Ñopo (2007) demuestran que, si bien exis-
ten mayores retornos a quienes asistieron a escuelas básicas privadas, los resultados
muestran también una amplia dispersión, lo cual quiere decir que el retorno será
98
I
mayor siempre y cuando los colegios sean de calidad.
el tránsito de la escuela pública a la escuela privada
una perspectiva más amplia, que indague -además- cómo los procesos de elec-
ción educativa están mediados por procesos sociales más complejos. La hipó-
tesis de este estudio fue que la elección escolar también estaba relacionada con
la concreción de la lógica aspiracional, la consolidación y el posicionamiento
social de estos sectores emergentes, que han llevado a la conformación de una
disposición o habitus hacia la escuela privada que la convierte en la opción nat-
ural. El objetivo de la investigación fue conocer mejor los procesos de elección
de escuelas privadas en familias de sector emergente en Lima Metropolitana a
través de una exploración de dos aspectos: las expectativas y aspiraciones en
relación con la educación de sus hijos, y los criterios y disposiciones que han
prevalecido en las familias en el proceso de elección de las escuelas privadas.
Asimismo, con el fin de explorar cómo se ha formado esta disposición por la
educación privada, busqué responder a la pregunta «¿Qué relación existe entre
el proceso de elección de escuela privada, y la trayectoria de movilidad ascen-
dente y de consolidación social del sector emergente?».
Se trata de un estudio cualitativo, basado en las narrativas de padres y
madres de familia de sectores emergentes sobre la elección de colegio para sus
hijos y sobre sus trayectorias educativas familiares; estas han sido recogidas a
través de discusiones grupales y entrevistas a profundidad. Se trabajó con una
muestra de familias de dos colegios privados ubicados en distintos circuitos
educativos: un colegio de consoricio y otro colegio de bajo costo. El primer
colegio es uno de los más costosos del distrito de Los Olivos (denominado
Colegio A), mientras que el segundo es un colegio de bajo costo, localizado en
el distrito de Villa María del Triunfo (Colegio B).
Tabla I. Los colegios del estudio
Colegio de consorcio
Colegio de bajo costo
Ofrece
Ofrece
inicial, primaria y secundaria.
inicial y primaria
Fue creado en el año 2006.
Fue creado en el año 2008.
380 alumnos:
107 alumnos:
30 alumos por aula aprox.
10 alumnos por aula aprox.
Fuente: Elaboración propia
Se empezó realizando las sesiones de discusion grupal, dos sesiones en
cada colegio, en las que participó un total de 29 padres y madres de familia. El
objetivo de estas sesiones fue conocer los procesos de elección de colegio por
parte de las familias, así como las opiniones, posiciones, expectativas y creen-
cias de los padres y madres de familia con respecto a la escuela privada y la
escuela pública. En una segunda etapa, se seleccionaron ocho parejas de padres
que habían participado previamente de las discusiones grupales y, con ellas, se
realizaron las entrevistas en profundidad (en total, cuatro entrevistas en cada
I 99
colegio). La finalidad de las entrevistas fue explorar la trayectoria educativa
pilar sanz
de las familias y sus trayectorias de movilidad ascendente. En la presentación
de los hallazgos, se incluyen diferentes citas de padres y madres que permiten
ilustrar mejor sus discursos y prácticas5. Antes de la presentación y discusión
de los hallazgos, se hará referencia al marco conceptual que orientó el análisis.
1. La perspectiva racional-estratégica y la perspectiva
culturalista en los estudios de elección escolar
Para comprender los procesos y estrategias familiares que median en la elección
escolar y su relación con los procesos de formación y consolidación del sector
emergente, se han utilizado dos perspectivas analíticas desarrolladas desde la
sociología de la educación, y que están en la base de una larga tradición de es-
tudios sobre elección escolar y mercado educativo (Gewirtz Ball y Bowe, 1995;
Hatcher, 1998; Reay y Ball, 1998; Lauder et ál., 1999; Reay, Davies, David y
Ball, 2001; Adnett y Davies, 2002; Ball, 2003; Wu, 2011; Kosunen, 2013). Por
un lado, está el enfoque racional, basado en la teoría de la acción racional. Este
considera a los actores sociales como esencialmente estratégicos, «que actúan
de acuerdo a sus intereses buscando máximizar la utilidad de sus decisiones
sopesándolas constantemente en función a resultados» (Ball, 2003, p. 17). De
acuerdo con Hatcher, «las decisiones de elección educativa se basan en cálcu-
los racionales de costo-beneficio, que consideran tanto los riesgos como las
posibilidades de éxito y de fracaso entre diferentes opciones. El éxito se define
principalmente en términos de los posteriores retornos económicos» (1998, p.
20). Dentro de esta perspectiva, Goldthorpe señala que la principal preocupa-
ción de las familias es que, a través de la trayectoria educativa de sus hijos, ellos
«logren obtener las calificaciones y certificaciones (títulos, credenciales) nece-
sarias para poder preservar o mejorar la posición socio-económica alcanzada
o, por lo menos, evitar descender a niveles inferiores» (1996, p. 56).
Desde una posición ontológica muy diferente, las explicaciones «cultura-
listas» de la elección educativa se basan principalmente en el trabajo de Pierre
Bourdieu. Según esta perspectiva, las decisiones pueden ser entendidas como
la operación de un «sentido práctico» y de una lógica natural, que deriva de
una disposición o habitus que deja muy poco a la planificación deliberada o
consciente (Ball, 2003). El habitus se define como «la interiorización de ciertas
orientaciones, gustos, modos de pensar, actuar, juzgar, percibir y apreciar el
mundo» (Bourdieu y Wacquant, 1992, p. 126), que determina «qué cosas hacer
o no hacer, qué cosas decir o no decir en relación con un probable futuro próxi-
mo» (Bourdieu, 1990, p. 53). Como señala Ball (2003), este es el mundo de lo
que dicta el sentido común. De acuerdo con Lauder et ál. (1999), el habitus con-
situye una especie de «sabiduría de clase», que conduce a que ciertas decisio-
nes se den por sentadas, sean siempre asumidas y funcionen automáticamente,
5.
Para proteger el anonimato, los nombres reales han sido reemplazados por nombres
100
I
ficticios.
el tránsito de la escuela pública a la escuela privada
porque es lo que corresponde o se vuelve natural «para nosotros». El uso del
concepto de disposición o habitus se complementa con la noción de capital
desarrollada por Bourdieu (capital económico, social, cultural y simbólico) y
su influencia en los procesos de elección educativa. Como señala Ball, «en la
elección de la educación privada puede jugar un rol relevante el capital social y
cultural que puede ser acumulado, así como el estatus y prestigio que se atribu-
ye a quienes asisten a un determinado colegio privado (i.e su capital simbólico
y de diferenciación)» (1997, p. 2).
Se debe destacar la relación de complementariedad entre las perspectivas
racional y culturalista. Como Bourdieu reconoce, hay límites para el alcance
explicativo del concepto de habitus: «el habitus es un principio de producción
de prácticas entre otros, y aunque sin duda es utilizado con más frecuencia
que cualquier otro [...] no se puede descartar que bajo ciertas circunstancias
pueda ser reemplazado por el cálculo racional y la deliberación consciente»
(Bourdieu, 1990, p. 108). Considerando lo planteado por ambas perspectivas,
en la literatura, se distinguen diferentes beneficios que puede generar la edu-
cación al ser concebida como un bien y que estarían mediando los procesos de
elección escolar. Adnett y Davies (2002) señalan que la educación como bien
de consumo se refiere a los beneficios inmediatos que brinda la elección educa-
tiva: sensación de bienestar de los hijos en la escuela, satisfacción con el estatus
del colegio y su composición social. La educación como bien de inversión alu-
de, más bien, a los beneficios futuros de la elección educativa en términos de
oportunidades para continuar con estudios universitarios o poder alcanzar un
mejor posicionamiento laboral. Finalmente, la educación como bien posicional
se deriva del trabajo de Brown (1990) y su teoría del conflicto de posiciones.
Esta noción refiere a los beneficios que da la elección educativa para mante-
ner o mejorar la posición relativa (de las familias) dentro de una determinada
jerarquía, que cobra especial interés en sociedades fuertemente segmentadas,
como es el caso de la sociedad limeña.
2. La elección escolar realizada por familias emergentes
Para la presentación de los hallazgos se plantea, en primer lugar, el valor que
tiene la escolaridad para las familias entrevistadas, para lo cual se consideran
sus expectativas presentes y futuras, y de qué tipo de escolaridad se está ha-
blando. En segundo lugar, se hace una breve referencia a cómo las familias se
involucran en el proceso de elección escolar tomando en cuenta que son nue-
vos usuarios del sistema privado. La tercera sección se centra en analizar la di-
versidad de criteros utilizados en su deliberación para elegir la escuela. Final-
mente, la cuarta y última sección presenta el análisis del rol que también juegan
las disposiciones, y las prácticas de identificación y diferenciación social en el
proceso de elección escolar.
I 101
pilar sanz
2.1
El valor de la escolaridad
La relevancia atribuida a la educación en la trayectoria de este sector emergen-
te ha sido largamente estudiada. Primero, se ha investigado a través de aquello
que la antropología peruana denominó «el mito de la educación», del cual la
generación de los abuelos fue portadora6. Luego, en la generación de los pa-
dres, la educación y específicamente la oportunidad de profesionalización re-
presentó la piedra de toque para convertirse en clase media (Pedraglio, 2003).
En el contexto de la actual generación, surgen diversas preguntas en relación
con el valor de la escolaridad: ¿la educación sigue teniendo el mismo valor
como medio para viabilizar el futuro del individuo y su familia? ¿La educación
contribuye a fortalecer o consolidar su trayectoria de movilidad ascendente?
¿Cómo se relaciona la educación de sus hijos con sus actuales aspiraciones de
clase? Si existe esta relación, ¿de qué tipo de educación estamos hablando?
El presente estudio partió de la exploración del valor de la educación en
ambos grupos de familias. Para ello, se consideró tanto una perspectiva de fu-
turo como aquello que la educación representa en el presente. Como se señaló
en la sección previa, diversos estudios sobre elección escolar distinguen entre
la educación como un bien de consumo (referido al presente) y la educación
como un bien de inversión (referido al futuro). Ambos permiten un mejor en-
tendimiento de la elección educativa en un contexto de transformación, como
el que se presenta para este sector emergente (Reay y Ball, 1997; Reay et ál.
2001; Ball, 2003; Del Cueto, 2004; Wu, 2011; Elacqua, 2012).
Cuando se les pidió a los padres y madres que imaginaran a sus hijos e
hijas dentro de quince o veinte años, lo que se encontró fue una expectativa
optimista en relación con su futuro. La aspiración común fue que sus hijos
se convirtieran en profesionales exitosos. Así, mencionaron una amplia
diversidad de carreras y ocupaciones, que incluyen ingeniería, diseño,
arquitectura, publicidad, ciencias, veterinaria, política, carreras deportivas o
carreras de música y danza. Esta diversidad contrasta con el rango bastante
más limitado de carreras por las que optó (o pudo optar) la generación de
padres7. Asimismo, la mención de la formación universitaria como ruta para
poder alcanzar esta aspiración fue indiscutible. Sin embargo, para el sector
consolidado, esta trayectoria no termina con la formación universitaria (como
sí fue el caso en el sector más precario), sino que continúa con expectativas
6.
El mito hace referencia al poder de la educación para la movilización social
ascendente. En palabras de Toche, «haber supuesto que el acceso a la educación era
una condición casi suficiente para aspirar a un ascenso en la vida» (2009, p. 150).
Esto se expresa con claridad en este estudio en el mensaje dejado por la generación
de los abuelos a los padres y madres entrevistados: «La educación te lleva donde tú
quieres».
7.
En su mayoría, en el sector consolidado, se han dedicado a ser contadores/as y admi-
102
I
nistradores/as; y, en el sector más precario, a ser técnicos y operarios.
el tránsito de la escuela pública a la escuela privada
de estudios de posgrado, experiencias de trabajo o estudios de idiomas en el
extranjero.
Además de las expectativas vinculadas con el logro de una profesión, la
mayoría de padres y madres también refirieron metas de autorrealización per-
sonal, expresadas en términos de que sus hijos e hijas lleven a cabo «lo que
realmente les guste hacer, lo que les apasiona, que puedan vivir de eso», o de
modo más general «que sean personas felices». En menor medida, se mencio-
naron cuestiones relacionadas con el carácter emprendedor («que se planteen
metas y busquen realizarlas», «que tengan iniciativa y que pongan empeño
para alcanzar sus metas») o a características asociadas con la construcción de
redes sociales sólidas («que esté rodeado de amigos», «que tenga una familia
que la apoye y que ella pueda ayudar»). Esta diversidad de expectativas difiere
de la perspectiva minimalista y de corto plazo encontrada en estudios ante-
riores (Toche, 2009). El optimismo de los padres sobre los logros futuros de
sus hijos fue notable, y podría interpretarse como un signo de confianza de la
continuidad de su proceso de movilidad ascendente o -por lo menos- de la
posibilidad de mantener su estado actual.
Asimismo, les resultaba claro que, en función de la obtención de estos
logros, no cualquier tipo de educación constituye «un medio eficaz para acu-
mular credenciales para la realización futura» (Ball, 1997, p. 16). Para ambos
grupos, solo la educación privada parece cumplir con esta expectativa. Ello
evidencia la lógica de la escolaridad como bien de inversión, en la cual las fami-
lias parecen apostar por la «construcción de una trayectoria educativa que per-
mita a sus hijos/as obtener las credenciales suficientes para asegurar un lugar
en una buena universidad y así poder alcanzar una profesión» (Reay y Lucey,
2004, p. 36). Los padres expresan con claridad y determinación este propósito:
«[...] que sea un profesional, que postule a la universidad como sea, una uni-
versidad estatal, la UNI o la San Marcos [...] esa es mi mira desde ahorita, como
sea» (madre, Colegio B).
Esto los ha llevado a romper con el sistema educativo estatal del cual han
sido usuarios habituales tanto en la generación de los abuelos como en su ge-
neración. En contraposición a lo que ocurre en las clases altas y medias altas
-en las que la continuidad y el peso de la tradición es la práctica sostenedora
del pasado, y se expresa en la elección de las mismas escuelas de generación en
generación (Tiramonti y Ziegler, 2008)-, en el caso de estas familias emergen-
tes, se rompe con la tradición familiar de escolaridad estatal. La nueva opción
por la educación privada aparece como una estrategia de reconversión para
mantener o consolidar la movilidad alcanzada, debido a que la escuela pública
no puede ofrecer o garantizar el logro de sus aspiraciones. La educación se asu-
me, entonces, como un bien posicional por los beneficios que dará la elección
educativa para mantener o mejorar su posición actual.
I 103
pilar sanz
2.2
Agencia y proactividad como nuevos usuarios del sector educativo
privado
Un primer aspecto a destacar en el proceso de elección escolar es el carácter
parcialmente novedoso que representó para los padres la búsqueda y elección
de colegio en el sistema educativo privado, considerando que ambos grupos de
familias son usuarios nuevos dentro de dicho sistema. Como Ball et ál., seña-
lan, para diferentes contextos, «sus biografías y trayectorias familiares no les
han proporcionado experiencias o conocimientos del sistema escolar privado,
ni de los contactos sociales y competencias culturales requeridos para orien-
tar de manera efectiva su preferencia por la opción privada» (1996, p. 102). A
pesar de ello, ambos grupos de padres han utilizado diversas estrategias para
manejar prácticas de búsqueda y selección de escuelas8. Esto incluye pedir re-
ferencias y recomendaciones de colegios a familiares, amigos y colegas; visitar
diferentes centros educativos; asistir a charlas informativas; realizar búsquedas
en Internet; pedir citas con promotores y directores de las instituciones edu-
cativas; etc. En general, las familias han adoptado una posición activa y empo-
derada para ejercer su poder de elección, que contrasta con lo que Bourdieu
(1986) denomina «docilidad cultural». Esta última se caracteriza por una res-
puesta reactiva a los acontecimientos, más que por un compromiso proactivo
y exigente, como el adoptado por los padres y madres entrevistados. Quizás, lo
que mejor ilustra esta actitud se observa en el caso de una madre que decidió
buscar una opinión «calificada» para la elección del colegio:
Nosotros [ella y su esposo] le preguntamos a la directora del nido donde
iba mi hija qué colegio nos podía recomendar [...]. Cuando supimos del
Colegio A, le pedimos a ella que pudiese visitar el colegio para que nos
diera su opinión sobre la propuesta, porque ella sabe; nosotros estába-
mos contentos con el nido y queríamos algo así de bueno para el colegio
(Sra. Chura, Colegio A).
De manera similar a lo que muestran otros estudios sobre elección escolar,
son las madres quienes ejercen un rol activo y protagónico a lo largo de todo el
proceso de búsqueda de información y selección de alternativas, mientras que
los padres se suelen incorporar y ejercer un rol determinante para la decisión
final (Ansión, Lazarte, Matos, Rodríguez y Vega-Centeno, 1998; Reay y Ball,
1998; Vincent y Ball, 2006).
8.
Sin embargo, cabe resaltar que un estudio realizado previamente por Ansión et ál.
(1998) refiere al uso de varias de estas estrategias para la elección de escuelas públi-
104
I
cas en el contexto urbano en Lima a finales de 1990.
el tránsito de la escuela pública a la escuela privada
2.3
Diversidad de criterios que sopesan las familias al elegir una escuela
En contraste con lo encontrado en estudios anteriores en relación con las ex-
pectativas educativas del sector emergente, caracterizadas por demandas mi-
nimalistas e instrumentales (Toche, 2009), lo que los padres entrevistados ma-
nifiestan es el uso de una amplia variedad de criterios que son sometidos a
evaluación y deliberación en su proceso de toma de decisiones. Estos hacen re-
ferencia no únicamente a las condiciones materiales y de infraestructura de los
colegios, sino que involucran diferentes consideraciones9. Es interesante notar,
sin embargo, que los padres de ambos grupos atribuyen diferente importancia
a cada uno de los criterios y, por lo tanto, estos influyen de manera diferente en
el proceso de evaluación y elección final.
Costo
Empezamos con este factor, porque el costo de la institución educativa es lo
que ha determinado, en primer lugar, su posibilidad de elección. Como seña-
lan Reay et ál., «el costo juega un papel importante en diferenciar lo posible de
lo imposible en la elección escolar» (2001, p. 861). Los padres reconocen que la
elección de una escuela está fuertemente mediada por el presupuesto familiar
y buscan alternativas que sean capaces de pagar: «Aunque no queremos acep-
tarlo, el colegio privado que elegimos depende de nuestro presupuesto» (padre,
Colegio A). En el caso del sector consolidado, los padres entrevistados han po-
dido elegir uno de los colegios privados más caros del distrito (con una men-
sualidad equivalente a US$ 140 mensuales). En cuanto al grupo más precario,
los padres han podido elegir dentro del circuito de escuelas de «bajo costo» del
distrito una alternativa intermedia, con cuotas equivalentes a US$ 50 por mes
(esta tasa es ligeramente superior a la media dentro de su localidad). Cabe ano-
tar que, si estos costos se comparan con los de los colegios de circuitos privados
en distritos más acomodados, se encuentra una brecha considerable10. Lo des-
tacable es que, a pesar de que los padres critican esta característica fuertemente
segregacionista del sistema educativo, al mismo tiempo, la terminan aceptando
y naturalizando11:
9.
Esto guarda correspondencia con lo reportado en el estudio de Ansion et ál. (1998) y
en las encuestas nacionales de educación -Enaed 2005 y 2007- (Cuenca y Montero,
2006; Montero y Cuenca, 2008).
10.
En los distritos de niveles socioeconómicos medio alto y alto, el rango de tarifas de
colegios privados va entre los 225 y 400 dólares americanos, y los 400 y 1070 dólares
americanos, respectivamente.
11.
Ciertamente, esto supone una concepción de «elección», que es bastante restringida
y alejada de la noción de agencia, puesto que esté determinada por el poder adquisi-
tivo de las familias. Como señalan Reay y Lucey, en estas condiciones, «la elección
I 105
escolar enmascara el hecho de ser un marca de privilegio económico» (2003, p. 121).
pilar sanz
Todo lo que es bueno tiene su costo, tiene su precio. Yo creo que el costo
de la pensión de este colegio hace que las personas que no tengan los
recursos no puedan matricular a sus hijos, muy a su pesar porque saben
que el colegio es bueno. Lamentablemente, es así (Sra. Falcón, Colegio A).
Proximidad espacial
La cercanía de la escuela es otro factor que entra en juego en el proceso de elec-
ción. Sin embargo, la importancia atribuida a este criterio difiere entre los dos
sectores. Mientras que para el grupo más precario la cercanía de la escuela es
un criterio que resulta determinante para la elección, en el sector consolidado,
la distancia y localización de la escuela es un factor significativo, que entra en
juego y se sopesa junto a otros factores. Como Ball et ál., señalan, en este caso,
«hay un trade off entre éstas y otras inquietudes» (1995, p. 62). En cuanto a
la ubicación, todas las familias entrevistadas del primer grupo viven cerca de
la escuela (llegan caminando y solo en casos excepcionales lo hacen usando
transporte público). En contraposición, en el caso del sector consolidado, la
composición es más diversa: la mayoría de las familias vive en distritos cerca-
nos a la escuela, un tercio de ellos reside en el mismo distrito y a pocas cuadras
de la escuela, y un grupo reducido viene de distritos lejanos.
La elección de escuelas localizadas dentro del mismo entorno barrial re-
sponde a poder facilitar cuestiones pragmáticas, de seguridad y control. Como
señalaron los padres de familia, esto les permite poder mantener el apoyo de
abuelos, y otros familiares para llevar y recoger a sus hijos del colegio, o llevar-
les el almuerzo. De igual modo, ello les permite evitar desplazamientos largos
o complejos, que implican el uso de transporte público y el cruzar avenidas que
consideran peligrosas. También, implica poder vigilar o atender rápidamente
alguna emergencia que pueda presentarse en el colegio. De acuerdo con lo
que plantea Bourdieu (1986), esto corresponde a estilos de vida que se siguen
organizando alrededor de un «orden práctico», que busca ajustarse y hacer
prevalecer una organización que les ha permitido salir adelante. En el caso
del sector consolidado, se encuentra una mayor disposición para llevar a sus
hijos a colegios ubicados en zonas más lejanas, lo cual supone sacrificar la or-
ganización establecida si esto les permite incorporar nuevos recursos sociales
y culturales.
Infraestructura, equipamiento y limpieza
Los padres también aprecian una buena infraestructura y equipamiento
escolar, porque, en general, estos aspectos están muy descuidados en la actual
oferta educativa a la que tienen acceso. Como resultado de un mercado
desregulado, es muy común encontrar casas «convertidas» en escuelas, que
no cumplen condiciones mínimas de infraestructura y mobiliario. Ambos
grupos de padres han elegido escuelas que ofrecen mejores condiciones que el
106
I
el tránsito de la escuela pública a la escuela privada
promedio de colegios en su zona (aunque la diferencia entre la infraestructura
y equipamiento escolar de ambas escuelas es considerable). Cabe destacar que,
cuando los padres se refieren a una buena infraestructura, muchas veces, están
refiriéndose a condiciones básicas, como se expresa en las siguientes citas:
Aquí [en el colegio] los alumnos tienen carpetas individuales, las aulas
tienen una buena iluminación, no están encerrados en un sótano os-
curo, los baños están limpios y, lo más importante, la escuela tiene un
patio y un patio de colegio. ¡Los estudiantes no tienen que salir a hacer
deporte fuera, que es muy peligroso! (madre, Colegio B).
Este colegio nos pareció interesante por la infraestructura. Normalmen-
te, dentro de esta zona, no hay colegios que se encuentren diseñados
para ser colegios. Normalmente, es una casa que la convierten en co-
legio; entonces, tomando en cuenta eso, este colegio era el mejor (Sra.
Benites, Colegio A)
En el caso del sector consolidado, la infraestructura de la escuela elegida
contrasta notoriamente con la mayoría de las escuelas del distrito y los pa-
dres aprecian estas condiciones: «Aquí tienen aulas bonitas, bien iluminadas,
buenos baños y ¡hay un parque! [...]; todo eso tienen» (padre, Colegio A). De
hecho, poder ofrecer una buena infraestructura es una de las características
distintivas del consorcio al que pertenece la escuela. Cabe notar que esto repre-
senta y moviliza la lógica aspiracional de los padres, que se enfoca en el colegio
como «objeto de deseo», tal como lo expresa esta madre: «Cuando mi esposo
vio el impresionante edificio del colegio me dijo: “un día mi hijo estudiará aquí,
everigua cuáles son los requisitos de inscripción”» (Colegio A).
Ambientes cálidos y seguros
Otra preocupación relevante para los padres en el proceso de elección de co-
legio es poder encontrar un ambiente seguro y cálido para sus hijos. Ambos
grupos de padres mencionaron que buscaron escuelas en las que sus hijos pu-
dieran sentirse bien, cómodos y felices. Como Ball et ál. sostienen, «el papel de
lo afectivo, del ethos, del ambiente, del sentir, de la impresión, de la sensación
y del clima es absolutamente fundamental para la elección educativa» (1996, p.
94). Sin embargo, para ambos grupos, esto encierra matices distintos. Para los
padres del grupo consolidado, esto significa que sus hijos reciban en el colegio
una atención personalizada en un ambiente cálido y familiar. En ese sentido,
aprecian gestos como que los profesores y el personal del colegio reconozcan
individualmente a los alumnos y los llamen por sus nombres, o que sean ellos
quienes los reciban por las mañanas y así contribuyan a una sensación de fa-
miliaridad. Todo ello hace que se sientan cómodos y se justique su «inversión»:
«Pagar un colegio privado es un sacrificio para nosotros [padres], pero creo
I 107
pilar sanz
que no estoy perdiendo mi dinero cuando veo que mi hijo está aprendiendo,
pero sobre todo cuando siento que va feliz haciendo cosas que realmente le
gusta» (Sra. Escobal, Colegio A).
Para el grupo de padres del sector más precario, sin embargo, la noción
de bienestar de sus hijos en la escuela está relacionada con encontrar un lugar
«seguro» para ellos. Esto significa tener profesores que les parezcan confiables
para dejarles a sus hijos, tal como lo expresa esta madre: «Puedo irme a traba-
jar sintiendo que dejo a mi hija en buenas manos» (Colegio B). Este grupo de
padres es especialmente sensible a las situaciones de maltrato y abuso infantil
que son reportados continuamente por los medios, y -desde su percepción-
afectan especialmente, aunque no exclusivamente, a las escuelas públicas. Por
esta razón, las relaciones amicales o familiares con los promotores/as o direc-
tores/as de las escuelas juegan un rol fundamental para lograr esta sensación
de confianza, que los lleva a terminar de elegir o descartar definitivamente un
colegio. Esta preocupación por la felicidad de los hijos en los estudios sobre
elección escolar es generalmente atribuida a la predominancia de la gratifica-
ción en el corto plazo sobre la gratificación diferida que es propia de las clases
medias (Ball et ál., 1995). Sin embargo, en este caso, la preocupación por el
bienestar y la felicidad que los hijos pueden experimentar en el colegio podría
estar reflejando una tendencia nueva para el sector emergente: poder sentirse
«como en casa» en la escuela, una vivencia que las generaciones anteriores no
lograron experimentar.
Ratio de alumnos por clase
Otro criterio que ambos grupos de padres valoran son ratios reducidos de
alumnos por profesor, aunque dichos ratios varían entre los dos grupos. Los
padres del Colegio A consideran como aceptable aulas de hasta 25 o 30 estu-
diantes («nos ofrecieron que en los salones no iban a ser más de 30 alumnos, no
40 o 45 como en los colegios estatales donde no es posible una atención perso-
nalizada», padre Colegio A). En cambio, los padres del Colegio B, apelando al
mismo criterio de atención individualizada, consideran ratios más reducidos,
de quince o dieciséis estudiantes:
Es como con las familias cuando tienes muchos hijos, ¿no? No le puedes
dar mucha atención a cada uno. Cuando hay pocos alumnus, yo creo
que el profesor conoce a cada uno de ellos, evalúa a cada uno. Manejar
pocos alumnos en clase es una ventaja (padre, Colegio B).
Sin embargo, también reconocen que un tamaño pequeño de clase no es
una condición suficiente para una buena enseñanza, pues hay escuelas que, a
pesar de tener pocos alumnos por clase, no son buenas (en este caso, hacen
referencia principalmente a colegios particulares de bajo costo). Finalmente,
en algunos casos, los padres también señalan que, debido a que sus hijos tienen
108
I
el tránsito de la escuela pública a la escuela privada
ciertas características particulares (son muy inquietos o se distraen fácilmen-
te), les conviene estar clases con pocos alumnos.
Métodos de enseñanza
Ambos grupos de padres expresaron entusiasmo sobre el uso de metodologías
más activas para el aprendizaje en las escuelas elegidas, en comparación con los
métodos «aburridos y pasivos» que, según su propia experiencia, se sufre en la
escuela pública. También, se manifestaron sensibles y a favor de la idea de res-
petar los ritmos de aprendizaje de los estudiantes. Asimismo, indicaron que el
proceso educativo se debe centrar en los niños, un aspecto que no es conside-
rado en algunas propuestas que prevalecen en el mercado educativo: «A mí me
gustó que, en el colegio, dijeran que no era imprescindible que desde pequeños
[desde jardín] aprendan a leer o aprendan las matemáticas, que no hay que
saturarlos, sino motivarlos más, enseñarles de manera didáctica» (Sra. Chu-
ra, Colegio A). En esa línea, varias de las madres entrevistadas, especialmente
del Colegio A, rechazaron enérgicamente las propuestas que provienen, según
ellas, de colegios de tipo «preuniversitario», en los que los niños son sometidos
a una fuerte presión en términos de una alta carga de tareas, acumulación de
información, horarios extendidos, exámenes continuos, y aprendizaje de mate-
rias y habilidades que corresponden a grados más avanzados:
Una vecina me dijo [en relación con el Colegio A] «dicen que en ese
colegio los estudiantes no avanzan». Le respondí: «Ok; si quieres que
tu hijita haga tareas y exámenes todo el día, y que esté toda ansiosa,
entonces haces bien; no la pongas en “mi colegio”. Allí, los niños apren-
den jugando, se divierten y aprenden cosas de acuerdo a su edad. Los
profesores no esperan que los niños en primer grado aprendan temas
que corresponden al segundo o tercer grado [...]» (madre, Colegio A).
En algunos colegios, les exigen entrar desde las 7:15 am y se quedan
hasta las 4 de la tarde! Eso es un abuso con los niños. Si me pongo en el
lugar de mis hijos, eso no me hubiera gustado (madre, Colegio B).
Madres y padres cuestionan el modelo de aprendizaje que se centra prin-
cipalmente en acumular información y se preguntan si esto conduce a los ni-
ños a aprender lo que realmente necesitan:
Estamos en un mundo en el que la información está cada vez más a
la mano; si algo no te enseñaron en el colegio, googleas y sacas infor-
mación. El colegio debe enseñar habilidades para investigar, así pueden
buscar información en la red o en cualquier otro espacio (Sr. Llerena,
Colegio A).
I 109
pilar sanz
Desarrollo de habilidades personales y sociales
Otro aspecto que los padres aprecian, especialmente los que pertenecen al sec-
tor consolidado, es que la escuela promueva el desarrollo de habilidades perso-
nales y sociales. Esto responde al valor que este tiene para la formación integral
de sus hijos, puesto que consideran que los prepara para las exigencias que
tendrán en la universidad, y porque constituyen una ventaja comparativa en el
mercado laboral en el futuro. En cuanto a las habilidades personales, mencio-
nan el liderazgo, la autonomía, la confianza y la desenvoltura. En relación con
ello, aprecian las intervenciones de los profesores, quienes se preocupan por
que sus hijos logren desarrollarlas:
La profesora de mi hija me dijo un día que quería hablar conmigo y
me dijo «Señora Miranda, su hija es muy tranquila; tiene que ser más
desenvuelta». Al principio, me sorprendió, porque en el colegio anterior
que estuvo mi hija siempre me felicitaban por su buen comportamiento.
Pero, luego, me di cuenta de que sí pues, mi hija era demasiado obedien-
te [risas]. Lo que ha logrado acá es eso: se ha desenvuelto; ya no solo
obedece sin decir nada [...]. Aquí ha aprendido a ser más suelta y decir
qué piensa (Sra. Miranda, Colegio A).
Con respecto a las habilidades sociales, los aspectos más apreciados por
este grupo de padres fueron el desarrollo de capacidades de trabajo en equipo
y el que puedan desenvolverse en exposiciones orales, pues consideran que «el
método del colegio los está preparando para la universidad, porque cuando
vayan allá no van a tener ese temor de enfrentarse a un gran público, van a sen-
tirse más sueltos [...]. Eso yo nunca tuve en el colegio» (Sra. Falcón, Colegio A).
Posibilidad de control y exigibilidad de parte de los padres
Finalmente, en el discurso de los padres, el hecho de pagar por la educación de
sus hijos está asociado a que esto les permite influir en el servicio ofrecido. En
su opinion, la relación contractual les da el derecho y la posiblidad de inter-
venir de manera eficaz para solicitar cambios y mejoras, y poder evitar malas
prácticas, como el abuso o maltrato infantil. Esto difiere de lo que sienten que
sucede en la escuela pública, donde consideran que no hay alguien realmente
responsable ni alguien que tenga la capacidad para tomar decisiones eficaces,
por lo que quejarse es una pérdida de tiempo:
[…] el colegio es como una empresa; por lo tanto, lo que me está ofre-
ciendo es un servicio y que lo que nos cobra es por ese servicio que nos
da, y en esa relación yo puedo exigir. Si yo acepto esa tarifa, puedo exigir
que me dé un producto de calidad, que me dé de acuerdo a las expec-
tativas, que cumpla con lo que ofrece y justamente que se desarrollen
110
I
el tránsito de la escuela pública a la escuela privada
como yo lo deseo […]. Aquí podemos cambiar alguna de las variables;
en cambio, en el Estado, debo aceptar nomás lo que me da […]. (Sr.
Escobal, Colegio A).
En los colegios nacionales, los profesores, porque están nombrados, se
sienten seguros en el trabajo y ya no se quieren capacitor, no se dedi-
can. ¿Si a nuestros hijos les toca una profesora así? ¡Va a perjudicar su
educación! Siempre existe ese temor y no podemos hacer nada (padre,
Colegio B).
Es interesante notar que el discurso de los padres muestra, también, cómo
las familias están aprendiendo, y haciendo uso de estrategias y prácticas que
caracterizan a las dinámicas del mercado, como el uso de formas alternativas
para responder a la prestación de servicios propuesto por Hirschman (1970):
salida, voz y fidelidad. Precisamente, una de las referencias de los padres -ci-
tadas previamente- da cuenta de cómo el tener que pagar por un servicio les
da el derecho a reclamar por su calidad (derecho a ejercer voz) o a dejar las
escuelas cuando consideran que dan un mal servicio (salida). En relación con
esto último, algunos padres afimaron que, si bien estaban dispuestos a aceptar
que -como en cualquier negocio- los dueños o promotores del colegio obten-
gan un beneficio, no están dispuestos a que este sea maximizado a costa de
no invertir en la mejora de la calidad del servicio educativo. Este aspecto ha
llevado a varias familias a la decisión de cambiar a sus hijos de colegio a pesar
de la complejidad de esta decisión:
Al principio, durante el preescolar, estábamos contentos con la escuela.
Pero, cuando nuestro hijo empezó la primaria, aunque la escuela de-
cía seguir con el método Montessori y el desarrollo de las inteligencias
múltiples, nos dimos cuenta que esto era solo «marketing» y que no lo
estaban cumpliendo, así que decidimos cambiarlo de escuela (Sra. Lle-
rena, Colegio A).
Eso nos pasó en el otro colegio. Nosotros estábamos pagando, pero nos
dimos cuenta que se estaban yendo los buenos maestros. ¿Qué pasaba?
Los dueños del colegio ya se estaban dedicando solo a cobrar. Entonces,
fue una decisión drástica, pero buscamos otro colegio y los cambiamos
(Sra. Quispe, Colegio A).
Como se plantea desde la perspectiva racionalista, la diversidad de crite-
rios descritos y analizados en esta sección son considerados por los padres y
madres entrevistados para el proceso de elección de escuela. Estos son sope-
sados y sometidos a cálculos de costo-beneficio que toman en cuenta tanto el
beneficio inmediato -la sensación de bienestar de los hijos en la escuela- como
el beneficio futuro, es decir, su aporte a la trayectoria educativa que buscan
I 111
pilar sanz
asegurar para ellos. En este caso, esto se relaciona con la posibilidad de conti-
nuar con estudios universitarios para lograr su profesionalización.
2.4
El lugar de las disposiciones y habitus en la elección escolar
Como afirma Ball, «el uso de la lógica y del sentir se entrelazan en la elección
escolar» (2003, p. 59). Junto con los diferentes criterios indicados en la sección
anterior, los padres también expresan cómo fuertes dimensiones emocionales
se involucran en el proceso de elección, que son influidos -a su vez- por la
interacción de valores y principios. Estas dimensiones se refieren a caracterís-
ticas de identificación y de diferenciación social, de esfuerzos por establecer los
límites del «nosotros», y de estrategias de cierre social12 para separarse de «los
otros», los cuales están interiorizados como disposiciones o habitus (Bourdieu,
1986) que hacen que ciertas decisiones se den por sentadas y se asuman natu-
ralmente como lo establece el sentido común13. En ello, infuye la trayectoria
de movilidad ascendente de estos grupos, que posiciona a la escuela como un
bien posicional e instrumento de consolidación. Esta sección examina aspectos
significativos del discurso de los padres, y analiza cómo están influidos por su
proceso de ascenso y consolidación social. Al igual que en la sección anterior,
las similitudes y diferencias encontradas entre las dos fracciones estudiadas
son mencionadas y discutidas.
Las prácticas de identificación social: Un colegio para «gente como nosotros»
En la búsqueda y elección de escuelas, un aspecto relevante lo constituye el
poder encontrar en ellas personas «como uno», lo cual fue mencionado por
padres de ambas fracciones y es expresado claramente por esta madre cuando
afirma: «Donde tú has escogido el colegio va más o menos con las familias
similares a la tuya» (Sra. Benites, Colegio A). Como señala Ball, «no es solo la
escuela y su personal los que están sujetos a escrutinio, sino también las fami-
lias que pertenecen a ella» (2003, p. 59). En este proceso, los padres mencionan
tanto elementos de identificación como de diferenciación. Por un lado, está
el reconocimiento de los demás que son «como uno», una especie de «juicio
atributivo de clase» (Bourdieu, 1986, p. 473), y, por otro lado, el sentido de ser
diferente de los «otros», aquellos que no son «como uno», y que representan
aquellos grupos sociales de los cuales desean separarse y diferenciarse.
Se empezará analizando la prácticas de identificación, en las que la fracción
emergente más consolidada reconoce una mayor variedad de características
12.
Como explica Parkin, el cierre social se refiere a «la práctica de conservación de
privilegios al restringir el acceso de otras personas a los recursos y recompensas
atribuidos a un grupo social determinado» (1979, p. 44).
13.
El proceso de formación de estas disposiciones o habitus corresponde a otra parte del
112
I
estudio que no se incluye en este artículo.
el tránsito de la escuela pública a la escuela privada
atributivas de clase a través de las cuales se busca afianzar las relaciones con
«los semejantes» (Del Cueto, 2004). Los padres mencionaron principalmente
dos prácticas o características distintivas de las familias que pertenecen a los
colegios que han elegido. La primera práctica es compartida por ambos grupos
y se refiere a reconocerse como padres que apuestan y participan activamente
en la educación de sus hijos. La segunda se refiere al carácter emprendedor que
caracteriza a las familias, lo cual es referido principalmente y de manera casi
exclusiva por las familias del sector consolidado.
•
Padres preocupados y comprometidos con la educación de sus hijos
Aunque esta preocupación y compromiso se empieza a manifiestar en el hecho
de pagar por su educación, va más allá. Como señala uno de los padres, «no
se trata solamente de pagar y que el colegio se encargue, sino estar atentos a lo
que sucede en el colegio». Esto significa para ellos ser padres: involucrarse en
la vida escolar y monitorear el progreso de sus hijos en el colegio. Para muchos
padres, este tipo de compromiso es una característica que los distingue de otras
familias que dejan que sus hijos salgan adelante solos, sin ocuparse de ellos ni
apoyarlos. Esta preocupación compartida los lleva a reconocer un sentido de
«nosotros»: «Los que mandan a sus hijos a este colegio tienen mayormente el
mismo objetivo: todos quieren invertir en sus hijos. Yo lo he notado [...] y por-
que estamos preocupados por nuestros hijos nos metemos en su educación»
(madre, Colegio A).
«Los padres que están aquí tienen mucho en común, comparten los
mismos valores que nosotros tenemos; es decir, historias que desde an-
tes tenían mucho en común con nosotros, queremos que nuestros hijos
sean mejores, no solo que aprendan valores sino que los practiquen. En
otros [padres], yo encontré conformismo; piensan que tienen que dejar
solos a sus hijos, que encuentren su futuro por ellos mismos» (padre,
Colegio A).
Como afirma Ball, todas estas inquietudes y expectativas comunes les dan
a los padres un sentido de pertenencia a este lugar que perciben como «su lu-
gar» (2003, p. 59). Por el contrario, para ambos grupos de padres, los «otros»
están representados por aquellos que son despreocupados con respecto a la
educación de sus hijos, quienes se asocian principalmente a los que envían a
sus hijos a las escuelas públicas: «He notado que los padres cuyos hijos están en
las escuelas públicas no dedican tiempo a sus hijos, no pasan tiempo con ellos.
Muchos tienen que trabajar todo el tiempo y descuidan a sus hijos» (madre,
Colegio B). Sin embargo, esta falta de preocupación también es percibida en las
escuelas de sus hijos, pero como casos excepcionales: «Acá también hay papás
que lo que más les preocupa son sus negocios o su carrera, y solo depositan a
sus hijos en un buen colegio, pero nunca se les ve por aquí» (padre, Colegio
I 113
pilar sanz
A). Estas respuestas expresan modos de distinción y clasificación, «que sirven
para reproducir oposiciones y asociaciones entre escuelas y clases o grupos
sociales» (Ball et ál., 1996, p. 95).
En el discurso de los padres, diversas razones explican esta disposición a
un compromiso y participación activa en la educación de sus hijos. Antes de
analizarlas, cabe destacar que esta participación involucra principalmente a las
madres e implica acompañar la rutina escolar, hablar regularmente con el pro-
fesor o profesora de la clase, ayudar con las tareas escolares, hablar y coordinar
con otros padres, llevar a los hijos a otras actividades extraescolares14. En el
caso de las familias entrevistadas, la mayoría de madres brindan una dedica-
ción casi exclusiva a la crianza de los hijos. En menor medida, dicha dedicación
es compartida con trabajos ocasionales o a tiempo parcial; excepcionalmente,
comparten la crianza con trabajos a tiempo completo. Parecería que para am-
bas facciones de familias emergentes el «paquete» de inversión en educación
privada para sus niños se complementa, y potencia con la dedicación de las
madres a la crianza y al seguimiento de la escolaridad de sus hijos.
Una primera razón que explica este fuerte involucramiento de las madres
está relacionada con experiencias que ellas vivieron y que no quieren repetir
con sus hijos. Los padres de ambos grupos refieren que tuvieron un patrón
de crianza en el que no se beneficiaron de la presencia de sus padres, porque
ellos estaban totalmente dedicados a sacar adelante sus negocios, su trabajo y
sus familias (por entonces, bastante numerosas). Aunque valoran el esfuerzo
realizado por sus padres para tratar de asegurar un mejor futuro para ellos,
reconocen que en su trayectoria su situación ha cambiado y buscan dar a sus
hijos lo que ellos no tuvieron: en este caso, la presencia cercana de las madres:
Él [en referencia a su esposo], porque su mamá trabajaba, yo veo que
como que no quiere que a los chicos les falte su mamá. A mí no me faltó
mi mamá; si bien es cierto no me ha ayudado en las tareas, yo sabía que
mi mamá estaba en casa. Si a mí me pasaba algo, yo iba a mi casa y sabía
que iba a haber una persona adulta que me ayudase […]. Por eso, ahora
que he terminado mi carrera y puedo trabajar, para mí, es clarísimo que
en las tardes no voy a trabajar. Si trabajo, va a ser en las mañanas, mien-
tras ellos (sus dos hijos) estén en el colegio. Si no encuentro un trabajo
que me permita eso, entonces, no […]. Eso es lo que tenemos claro, ¿no?
(Sra. Soto, Colegio B).
Asimismo, los padres entrevistados señalaron que la presencia cercana de
las madres en la educación y en otras actividades que realizan los hijos asegu-
ra un entorno más seguro para ellos, pues los entornos y condiciones en los
que viven los consideran algo inseguros. También, reconocen que la presencia
14.
Este involucramiento casi exclusivo de las madres es un patrón reportado por dife-
114
I
rentes estudios (Reay, 1997; Ansion et ál., 1998; Reay y Lucey, 2003).
el tránsito de la escuela pública a la escuela privada
más activa de las madres refuerza o permite potenciar los aprendizajes en la
escuela y hacen referencia a la influencia del capital cultural de las familias en
los aprendizajes. Algunas madres explican esto poniendo como contraejemplo
situaciones que, según ellas, ocurren en los colegios públicos:
En los colegios públicos, he notado que los papás no le dedican tiempo
a sus hijos, no les ayudan con sus tareas; y, entonces, el nivel académico
no va a poder subir, porque cuando los niños están descuidados la pro-
fesora no puede avanzar (madre, Colegio B).
•
Colegios para gente emprendedora
Otra característica atributiva con la se identifica el grupo de padres y madres
entrevistados fue mencionada a menudo y casi exclusivamente por el grupo
consolidado, y se refiere a la correspondencia de la escuela con el espíritu em-
prendedor que caracteriza a personas «como ellos». En ese sentido, los padres
valoran el hecho de que la escuela elegida está dirigida a personas emprende-
doras, como lo expresa la Sra. Llerena:
Es un colegio para gente emprendedora, un tipo de educación que no
sea demasiado cara, a la que se pueda tener acceso, que tengamos bene-
ficios y que nos ayuden a avanzar a este grupo de personas que somos de
los conos [...]. Lo que pasa es que el emprendedor, para que no haga las
cosas equivocadamente, tiene que tener he-rramientas; si no está bien
educado, se va a equivocar y va a tener mucho estrés, pero, si es una
persona educada y tiene ese espíritu de avanzar, entonces se potencia,
¿no? (Colegio A).
En el discurso de los padres y madres, este reconocimiento del espíritu
emprendedor como una marca de identidad positiva de su grupo social les
hace merecer un tipo particular de escuela, que corresponde a su nuevo estatus
y que es muy diferente a la escuela pública que ellos experimentaron. Además,
esperan que la experiencia de escolaridad de sus hijos les permita desarrollar o
fortalecer actitudes y habilidades de los emprendedores. En ese sentido, buscan
un alineamiento entre el habitus de la familia o del grupo social con el habitus
de la escuela:
En la escuela, los niños necesitan un entorno que les permita desarro-
llar algunos elementos básicos que pueden ver en sus padres, como el
esfuerzo, el compromiso, la responsabilidad. Estas son cosas que no son
fáciles de enseñar, ¿no? Eso se aprende vivencialmente (Sr. Miranda,
Colegio A).
I 115
pilar sanz
Como indica Ball, «es en la configuración de estos espacios donde el ha-
bitus de la familia y el de la escuela se complementan» (2003, p. 59). Además,
en este tipo de complementariedad, los padres consideran que la escuela constituye
un espacio donde los niños pueden adquirir redes especializadas del conocimien-
to, de forma que, junto con el desarrollo de un espíritu emprendedor, se construye
una atractiva «ecuación» que facilitará la consolidación de sus trayectorias.
Es interesante notar que este espíritu emprendedor, además de representar
una característica distintiva de este sector social, refleja también la conciencia
de su valor social. Como Reay y Ball (1997) sugieren, este sentimiento colec-
tivo sobre su propia valía social influye en su proceso de elección escolar. Por
ello, para el grupo de padres entrevistados, a pesar de su pobre experiencia de
escolarización y de ser usuarios novatos del sistema privado, esto no los ha
llevado a patrones de elección educativa caracterizados por «la ambivalencia y
la búsqueda para evitar la ansiedad, el fracaso y el rechazo» (Ball et ál., 1996, p.
102). Por el contrario, los padres actúan muy activos, claros y decididos para
encontrar la «mejor» escuela para sus hijos, la escuela que se merecen como
personas emprendedoras, así como un tipo de educación que reconozca y re-
fuerce su identidad colectiva.
En relación con este último aspecto, una diferencia importante entre el
discurso de los padres de ambas fracciones es que, mientras que en el grupo
consolidado referían buscar «el mejor» colegio para sus hijos (dentro de sus
posibilidades económicas), los padres del grupo más precario lo expresaba de
manera más modesta. En su discurso, señalaban que lo que buscan es básica-
mente ofrecer una mejor alternativa a aquella que ofrece la educación pública,
como lo indica este padre del Colegio B: «Cuando tú retiras a tu hijo de un
colegio estatal y lo llevas a uno privado, esperas un beneficio adicional, esperas
algo mejor». Un contraste entre ambos tipos de discurso se muestra en estas
dos afirmaciones:
[...] Los niños ya vienen formados desde la casa y el colegio les da un
acabado. Entonces, hay que buscar al mejor artesano, porque es la me-
jor joya lo que estamos dando; y eso es lo que yo busco del colegio (pa-
dre, Colegio A).
Mi hija fue primero a una escuela privada y, luego, le cambié a una estatal
y vi la diferencia. Hubo una disminución al 20% en su proceso de aprendizaje
en la escuela estatal. Entonces, decidí que mi hija tenía derecho a recibir algo
mejor en una escuela privada, donde ella pudiera tener realmente una oportu-
nidad (madre, Colegio B).
Prácticas de diferenciación social: ¿A mezclarse?
Como ya se señaló, el sentido de identificación social analizado en la sección
anterior supone también un sentido de diferenciación. En esta sección, se
116
I
el tránsito de la escuela pública a la escuela privada
examinan diferentes estrategias identificadas en los discursos y las prácticas
de las familias que hablan de los esfuerzos por separarse y distinguirse de «los
otros», representados por aquellos grupos con los que no desean ser asociados.
Aunque esto puede adoptar muchas formas, aquí el análisis se enfoca en la
práctica de búsqueda de una «adecuada» mezcla o composición social en la
escuela, en la estigmatización de la escuela pública, y en la búsqueda de estatus
y exclusividad que otorga la elección de un determinado tipo de escuela.
•
La importancia de la composición social y la estigmatización de la
escuela pública
Una muestra de la dinámica de identidad y diferenciación con la que las fami-
lias construyen claramente los bordes sociales se expresa en el nivel de hetero-
geneidad o mezcla social esperada dentro de la escuela. Durante las discusio-
nes, se evindenciaron diversos puntos de vista con respecto a las expectativas
de los padres y madres sobre la composición social deseable para la escuela
de sus hijos; este fue un tema más relevante y sensible dentro del grupo más
consolidado.
Para la mayoría de los padres entrevistados, la indagación por la compo-
sición social de las familias dentro de la escuela dio lugar a ciertos conflictos
y contradicciones, especialmente en relación con los principios de igualdad y
no discriminación. Por un lado, los padres consideraban positivo que la escue-
la pudiera reflejar la heterogeneidad que caracteriza al país como parte de la
preparación para la vida en una sociedad diversa; de esta manera, rechazaron
la idea de discriminación. En esta posición, el propósito instrumental de la
mezcla social para que sus hijos aprendan a manejarse frente a lo problemático
que puede resultar la convivencia con otros diferentes resulta claro:
Así como la universidad suele ser un Perú pequeñito que te enfrentas
con todas las cosas que trae la sociedad, el colegio también suele ser una
sociedad en pequeño, ¿no? Ahí ellos [los hijos] aprenden ciertos ele-
mentos de capacidad para enfrentar los problemas difíciles (Sr. Llerena,
Colegio A).
Sin embargo, lo que no resulta tan evidente en el discurso de los padres
es que dicha integración pretenda promover «una sana convivencia entre es-
tudiantes de diferentes procedencias, que en última instancia conduzca a una
ciudadanía más tolerante y de mente abierta» (Gill, 2005, p. 131). Solo algunos
padres, de manera casi excepcional, destacan esta última perspectiva haciendo
referencia precisamente a los colegios estatales:
En el colegio estatal, los niños saben defenderse; como tienen compañe-
ros de diferente carácter, de diferente estatus social, de familias con dife-
rentes problemáticas ahí los niños aprenden a defenderse, pero también
I 117
pilar sanz
a tener sensibilidad con sus compañeritos, aprender a ser más sociables
entre ellos (Sra. Soto, Colegio B).
Cuando se indagó sobre qué consideraban ellos y ellas que sería un «buen
balance» o una «buena mezcla», los padres se sentían más cómodos con la idea
de que la heterogeneidad constituyera la excepcionalidad y no la regla. Es decir,
la presencia de heterogeneidad en pequeñas cantidades resultaba aceptable15.
En casos extremos, algunas madres expresaron clara y abiertamente su prefe-
rencia por no mezclar, especialmente con niños que provienen de familias en
condiciones de riesgo:
Yo no quiero mezclar. Sé que suena feo [baja el tono de voz], pero yo no
quiero que mi hijo se mezcle con otros niños que no han sido criados
con los principios que yo quiero para mi hijo. ¡Así que no voy a enviar-
lo para que estudie con el hijo de un ratero o de una drogadicto! (Sra.
Chura, Colegio A).
En este punto de la discusión, otra vez las escuelas públicas surgieron en
el discurso de los padres como un lugar al que envir a sus hijos se constituiría
como un serio riesgo. De manera similar a lo que Ball (2003) encontró en un
grupo de padres de clase media en Inglaterra, los padres de ambas fracciones
eligieron escuelas privadas «simple y precisamente porque no son escuelas pú-
blicas, porque esto les permite diferenciarse y distanciarse de la escuela públi-
ca» (Ball, 2003, p. 56). Varios padres mencionaron que un problema funda-
mental con las escuelas estatales era precisamente su heterogeneidad, puesto
que están abiertas a todos los estudiantes: «en el colegio estatal, va a entrar todo
el mundo» (Sr. Falcón, Colegio A). Esto hace referencia a lo que se considera
un «tipo inapropiado de heterogeneidad» (Ball, 2003, p. 59), pues «todos» in-
cluye a niños que provienen de familias socialmente en riesgo, con quienes no
desean que sus hijos se mezclen, como lo expresaba la Sra. Chura.
De manera similar a lo encontrado en diferentes estudios, lo que los pa-
dres buscan evitar son las instituciones educativas con población de estudian-
tes socialmente mixta (Reay et ál, 2001, Reay y Lucey, 2004; Elacqua, 2012).
Con respecto a esto, los comentarios de algunos padres resultaron discrimina-
torios en relación con las familias que envían a sus hijos a las escuelas estatales,
frente a las cuales existe una fuerte estigmatización:
Entrevistadora: ¿Bajo qué condiciones un colegio estatal podría con-
vertirse en una opción atractiva para la educación de sus hijos?
15.
Esto resulta consistente con los resultados de diferentes estudios, en los cualse se
evidencia que los padres prefieren o eligen escuelas con niños que provienen de la
misma condición socioeconómica (Frankenberg et ál., 2010; Saparito, 2003; Buckley
118
I
y Schneider, 2002 -citados en Elacqua, 2012-).
el tránsito de la escuela pública a la escuela privada
Madre: Incluso si todo mejorara en las escuelas públicas y tuvieran buenos
profesores, buena infraestructura, buenos materiales... el problema todavía
sería las familias que envían a sus hijos allí (Sra. Escobal, Colegio A).
De manera similar a lo encontrado en el estudio de Bagley, Woods y Gla-
tter (2001), los padres entrevistados señalaron que la clase de estudiantes que
van a la escuela pública era una de las razones principales para rechazar esta
escuela, por la cual la consideraban inapropiada para sus hijos.
Finalmente, se debe destacar que, como cualquier otro habitus, la interio-
rización de esta sensación de no pertenencia a la escuela pública es inconscien-
te, y resulta difícil explicarlo porque forma parte de un sentido común. Esto
lo expresa una madre del Colegio B, en cuyo proceso de elección de escuela
visitó un colegio estatal y refirió lo siguiente: «Yo sé que uno no puede juzgar
a los niños y no se trata de eso, pero es difícil de explicar... cuando estuve en
esa escuela simplemente no podía imaginar a mi hijo allí. No, no lo veo en un
colegio estatal» (Sra. Meza, Colegio B).
El discurso de los padres y madres entrevistados refleja de cerca lo que
sentencia Vergara:
la educación pública está reservada únicamente para los más pobres del
país, para el concho último de la sociedad [...] Y cada vez que alguien
prospera en la escala social, por más nimia que sea su mejora, inmedia-
tamente deserta del colegio público y se traslada a uno privado. Ese co-
legio particular en los barrios de clase baja (y en muchos de clase media)
no es mejor que el estatal; la escuela privada destinada a los ciudadanos
de menos recursos no les salva de una educación anémica, solo les aho-
rra el estigma de haber pasado por un «colegio nacional» (2013, p. 48).
Aquí también resulta relevante la reflexión planteada por Gentilli (2015)
en relación con que la molestia de los padres hacia la escuela estatal no re-
presenta la diversidad de orígenes de los estudiantes, sino la posiblidad del
fracaso: «ir a la escuela pública significa correr el riesgo de ser un perdedor», lo
que constituye un referente contrario y opuesto a su trayectoria ascendente, y
al posicionamiento actual que desean preservar.
•
La búsqueda de estatus y exclusividad como diferenciación social
Otra forma en la que se expresa la diferenciación social es lo que representa la
elección de escuela en términos de búsqueda de estatus y exclusividad a tra-
vés de dicha elección. Como afirma Ball, «aparte de ventajas materiales que se
pueden acumular a través del éxito académico, hay beneficios culturales que se
pueden obtener en forma de prestigio social al elegir un determinado tipo de
escuela» (1997, p. 2). En una perspectiva similar, Adnett y Davies (2002) se re-
fieren a la educación como bien de consumo, con lo cual aluden a los beneficios
I 119
pilar sanz
inmediatos que ofrece la elección de un tipo de colegio por el prestigio social
que otorga a las familias. Benavides se refiere a ello cuando afirma que, para los
padres en el Perú, «la escuela elegida representa en mayor o menor medida un
símbolo de estatus y de realización de su lógica aspiracional» (comunicación
personal, 22 de agosto, 2012), que les hace sentir que son miembros de un gru-
po al que desean pertenecer. Son capaces de permitirse el lujo de los estilos de
vida de la clase media, que se manifiesta especialmente en poder comprar una
educación privada para sus hijos. En este proceso, se diferencian cada vez más
de los miembros de las clases bajas, que no pueden acceder al tipo de educa-
ción privada a la que ellos ahora sí tienen acceso.
Dentro de un sistema educativo altamente jerárquico y segregado, el es-
tatus y la exclusividad pueden distinguirse a lo largo del continuum entre las
escuelas estatales y las escuelas privadas más exclusivas, pasando por los dife-
rentes circuitos educativos que existen en el sistema y que impiden el contacto
de los diferentes sectores sociales. Los padres expresan estas diferentes formas
de estatus y exclusividad que otorga la escuela: «Ahora nosotros tenemos cierto
estatus en este colegio, comparado con un colegio nacional de repente, de un
colegio chiquito» (Sr. Falcón, Colegio B).
Cuando me encuentro con mis compañeras de la universidad también
hablamos de la escuela de nuestros hijos, porque siempre es eso ¿no?
Y decían: «ay mis hijos están en el Juan XXIII»... Y yo digo: «Mis hijos
están en el Colegio A», y normal, ¡paso piola! [risas]. Claro, este ami-
go puso su hija allí [en referencia a una escuela más cara], porque solo
tienen una hija y ambos padres trabajan... o una amiga que le fue bien
en los negocios y tenía a su hijo en el San Agustín, pero ellos viven en el
cerro en Villa María, pero eso les daba caché (Sra. Miranda, Colegio A).
Conclusiones
El objetivo de este estudio fue contribuir a entender mejor el fenómeno del
tránsito de la escuela pública a la escuela privada en el sector emergente en
Lima Metropolitana, yendo más allá del argumento de búsqueda de calidad
y situándolo también como un fenómeno relacionado a procesos sociales
más complejos. Para ello, se analizaron los procesos de elección de escuelas
privadas en una muestra comparada de familias emergentes considerando la
complementariedad de las perspectivas racionalista y culturalista utilizadas co-
múnmente en los estudios de elección escolar.
Un primer hallazgo es el valor de la escolaridad como un modo de pro-
greso y movilidad social. Para las madres y padres entrevistados, la escolaridad
de sus hijos resulta fundamental para alcanzar sus realizaciones futuras: estu-
diar en la universidad y convertirse en profesionales. Por ello, como señala la
120
I perspectiva racionalista, la elección escolar ha estado basada en un cuidadoso
el tránsito de la escuela pública a la escuela privada
cálculo para poder determinar qué alternativa es la que les permitirá asegurar
estas realizaciones futuras. En ambos grupos, solo la educación privada cum-
ple con esta expectativa y se decide invertir en ella.
Un segundo hallazgo es la diversidad de criterios que las familias sopesan
y someten a evaluación al momento de elegir el colegio. En primer lugar, el
costo es lo que diferencia lo posible de lo imposible en la elección escolar, es
un es factor que posibilita elegir una marca de privilegio económico. Los otros
criterios que se ponen en juego no se refieren únicamente a las característi-
cas físicas (infraestructura, equipamiento, etc.), sino que dan cuenta de una
amplia variedad de expectativas en relación con la escolaridad, que adoptan
significados o matices distintos en cada grupo. Lo que se pone en juego al eva-
luar cada criterio es tanto su aporte a las realizaciones futuras como cuánto se
acercan a brindar beneficios inmediatos (sensación de bienestar de los hijos, de
seguridad, de atención más personalizada, etc.). La escuela estatal aparece de
manera recurrente como alejada o sin posibilidad de cumplir con los criterios
esperados por los padres.
Junto con esta aproximación más estratégica, los hallazgos también mues-
tran que los procesos de elección están fuertemente mediados por un conjunto
de disposiciones que se van internalizando como sentido común y que han
vuelto natural la opción por la escuela privada. Esto se asocia fuertemente
con la trayectoria de movilidad ascendente de las familias y con su interés por
preservar su actual posicionamiento social. Estas disposiciones dan cuenta de
prácticas de identificación social que buscan afianzar las relaciones con «los
semejantes», básicamente representados por grupos de padres preocupados y
comprometidos con la educación de sus hijos; y, en el caso del grupo más con-
solidado, por su reconocimiento como gente emprendedora.
Esto tiene su contraparte en las prácticas de diferenciación social, que se
vinculan con los esfuerzos por separarse y distinguirse de «los otros», de aque-
llos grupos con los que no desean ser asociados. Esto dificulta (o imposibilita)
concebir la escuela como un espacio de encuentro e inclusión. La mayor es-
tigmatización se dirige hacia la escuela pública. Como plantea Gentilli (2015),
la molestia de los padres hacia la escuela estatal está representada en la posi-
blidad del fracaso: «ir a la escuela pública significa correr el riesgo de ser un
perdedor», lo que constituye un referente contrario y opuesto a su trayectoria
ascendente y al posicionamiento actual que desean preservar.
Todo lo encontrado en este estudio plantea importantes desafíos al siste-
ma educativo, pues, como viene ocurriendo en otros países, el tránsito de lo
público a lo privado contribuye a reforzar y exacerbar la segregación a través
de la configuración de «un sistema con circuitos educativos diferenciados que
impide el contacto de los diferentes sectores sociales» (Del Cueto 2004). Como
ya denunciaban Alberti y Cotler (1977) hace casi cuarenta años, el sistema
educativo permite la movilidad social de algunos individuos sin cuestionar la
estratificación existente, a lo que agregaría que tiende más bien a normalizarla.
I 121
Quisiera terminar recalcando que no es mi intención señalar o culpar a actores
pilar sanz
sociales individuales como autores de un sistema injusto que reproduce siste-
máticamente la desigualdad. Mi propósito es evidenciar cómo nuestro sistema
de elección escolar está exacerbando la desigualdad y la exclusión; y subrayar
la necesidad de incluir estas preocupaciones en el debate de lo público y lo pri-
vado. Como ya se viene planteando en nuestro vecino país del sur, Chile, urge
poder hacer frente de forma simultánea a la segregación y la deficitaria calidad
del sistema educativo.
Nota biográfica
Pilar Sanz es PhD en Educación por la Universidad de Bath, Inglaterra y
es máster en Estudios de Desarrollo con especialización en Gestión y Política
Pública por el Institute of Social Studies en la Haya, Holanda. Actualmente se
desempeña como consultora e investigadora de políticas y programas educati-
vos. Este artículo es parte de su investigación doctoral realizada entre el 2011 y
2015 que se centra en la formación del habitus o disposición por la educación
privada en la elección escolar de familias emergentes a través del estudio de las
trayectorias educativas familiares.
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